Devocional – Las Conquistas Que Realmente Importan

«Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu camino» (Salmos 119:37).

El estudioso de la Biblia, del siglo 19, G. S. Curva, apuntó la futilidad de la ambición que no es acompañada de la dedicación para Dios. Citando cuatro poderosos regentes mundiales del pasado, él escribió: «Alejandro, el Grande no se quedó satisfecho hasta sojuzgar completamente las naciones.

Él lamentó que no exista nada más para conquistar, y murió muy joven en un estado de desilusión. Aníbal, que llenó tres galones de 40 litros con los anillos de oro sacados de los caballeros que él sacrificó, cometió suicidio tomando veneno. Pocos notaron su pase en este mundo y nadie lamentó su muerte. Julio César manchó sus vestiduras con la sangre de millones de enemigos. Conquistó 800 ciudades apenas para ser apuñalado por sus mejores amigos en el escenario de su mayor triunfo. Napoleón, el temido conquistador, después de conquistar todo el Europa, pasó sus últimos años en el exilio.»

¿Cuál ha sido el propósito de nuestros sueñosí ¿Que pretendemos hacer de nuestras conquistasí Todo cuanto conquistamos tiene la finalidad de demostrar nuestra capacidad y fortalecer nuestro ideal de poder ¿es señal exclusivamente una vida de alegría delante del Dios a quien pretendemos glorificar y engrandecer?

Cuando nuestra determinación en la búsqueda de las victorias excluye la alabanza a Dios y el deseo de ser una bendición en Sus manos, se vuelve baladí y insignificante, pues producirá orgullo y vanidad y levantará un muro de separación entre nosotros y el Señor.

Las conquistas verdaderamente gloriosas son aquéllas que  ven el bien de todos. Si todos son contemplados, más felices seremos. Si todos son bendecidos, nuestra alma si llenará de paz y nuestro corazón de regocijo. Si nuestra sonrisa de victoria contagia a todos, el mundo en el que vivimos será mucho más alumbrado.

¿Qué ha hecho Ud. de sus conquistasí