1 Samuel 17-18, Lucas 11:1-28

¿Alguna vez piensas en tu inevitable muerte? ¿O eres como el influyente magnate del teatro Bernard Jacobs, quien dijo: De todas las cosas en el mundo, aquello en lo que menos pienso es en lo que sucede después de la muerte.

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Eso es lo que sucede cuando exhalamos nuestro último suspiro y nuestras células cerebrales dejan de funcionar? Cuando nuestra vida llega a su fin, ¿nos extingguimos totalmente como la llama de una vela al zambullirla en el agua?

Esa es la creencia común. Pero no es lo que la Biblia enseña. Hebreos 9:27 declara que está determinado que los hombres mueran una sola vez, y después de esto, el juicio.

Si hemos recibido a Jesús como Salvador de nuestros pecados, no tenemos que temer enfrentarle.
Entraremos en una comunión bendita con Dios por toda la eternidad, por cuanto estaremos ausentes del cuerpo y habitar [emos] con el Señor
(2 Corintios 5:8)

Jesús les enseño a Sus discípulos: Yo soy la resurección y la vida, el que cree en mí, aunque muera vivirá, y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. (Juan 11:25-26).

El mensaje de Jesús en la Palabra de Dios da esperanza cuando enfrentamos nuestra propia muerte o la muerte de alguien que amamos. él promete que entraremos a nuestro hogar celestial y estaremos con Él para siempre. Podemos contar con Su palabra.

LA RESURECCIÓN DE JESÚS ANUNCIÓ LA MUERTE DE LA MUERTE.