Salmos 4:8. Cierta vez, cuando la Sinfonía de Cleveland estaba presentando «La Flauta Mágica» de Mozart, una tempestad con rayos y truenos provocó la caída de energía dejando el teatro completamente a oscuro.

Los miembros de la orquesta conocían bien la música y, valientemente, prosiguieron en la obscuridad. Al final de la presentación, todo el público aplaudió demoradamente. Lo mismo acontece en la vida espiritual.

Cuando conocemos al Maestro, podemos tocar Su música mismo en la obscuridad. Poniendo el mismo principio en práctica, podemos vivir una vida santa en un mundo contaminado por el pecado. Podemos vivir una vida moral en un mundo inmoral.

¿Ha estado Nuestra vida cristiana basada en la Palabra de Diosí ¿Hemos guardado esta misma Palabra en el corazón para que seamos Fuertes en la lucha contra el pecado?

Conocemos bien la voluntad de Dios al punto de, que cuando cercado por densas tinieblas, continuar glorificando su nombre?

Cuando vivimos preocupados apenas con la vida material y los muchos encantos que el mundo ofrece, percibimos apenas luces coloreadas por todas partes. Todo parece maravilloso y el placer momentáneo no nos deja ver las trampas que están en nuestra frente.

De repente, los letreros luminosos de la falsa alegría se apagan y, desprevenidos, quedamos perdidos y sin saber para donde ir. El encanto acaba, el placer no existe más, la incertidumbre llena nuestra alma de angustia y aflicción.

Cuando Jesús es nuestro mayor Amigo y cuando buscamos obedecerlo en Su orientación con respecto a nuestra vida y felicidad, podemos andar sobre suelo pedregoso, atravesar valles de dificultades, caminar bajo feroces tormentas, sentar en un Gramado bajo la claridad del sol o bajo una noche completamente oscura. Nuestra paz será la misma, nuestra alegría independiente de la circunstancia y nuestra fe inconmovible.