En el año de 1752, Dr. Gill escapó memorablemente de la muerte en su oficina particular. Un de sus amigos había mencionado a él, poco tiempo antes, un comentario del Dr.Halley, el nombrado astrónomo, que el acto de mantenerse atrancado en una oficina preserva la vida del hombre, manteniéndolo lejos de los peligros de las calles.

Un día, sin embargo, luego después de dejar su oficina para otro lugar donde solía orar, oyó un grande estruendo. Volvió rápidamente y constató que una grande chimenea había ruido bien al lado de su casa, destruyendo el tejado y cayendo exactamente sobre el local donde pocos minutos antes estaba sentado junto a su mesa de estudios.

Al encontrar nuevamente a su amigo, Dr. Gill comentó: «Un hombre puede estar en peligro tanto adentro de su gabinete como en una carretera, si no está bajo la protección y cuidados de Dios».

Es una grande bendición estar en la presencia del Señor.
Cuando caminamos seguros en Su mano podemos estar tranquilos de que nada acontecerá sin Su permiso. Sea cual sea la situación, nuestro corazón permanecerá en paz porque Él estará a nuestro lado y sabemos que cuidará de nosotros.

Si tenemos que cumplir un compromiso, antes de salir de casa debemos colocar nuestras vidas en las manos de Dios.
Estaremos bajo Sus cuidados y protección. Si nuestros hijos van para la escuela, oremos por ellos para que estén bajo los cuidados y protección del Señor. Al mismo tiempo pedimos a Dios que coloque Sus ángeles alrededor de nuestra casa para que ella permanezca bajo los cuidados y protección del Padre celestial.

Nuestra vida siempre experimentará momentos de refrigerio si esta bajo los cuidados del Señor. Las tristezas serán desterradas, las incertidumbres no hallarán espacio para acomodarse, la depresión se fugará aprisa, el miedo de la muerte dará lugar al goce por la vida abundante y eterna.

Vida bajo atenciones y protección de Dios — certeza de mucha felicidad.