La Certeza De la Bendición

«Fuisteis llamados para que heredaseis bendición» (1 Pedro 3:9).

«Usted solo tiene que resolver dos problemas al ir a la luna: primero, como llegar allá; y segundo, como volver.  Usted no debe partir hasta que ambos problemas sean resueltos.» (Neil Armstrong)

Muchas veces nos decepcionamos con los malos resultados de nuestras iniciativas simplemente porque no planeamos delante de Dios todas las posibilidades.  Resolvemos que queremos realizar un sueño y ni sabemos por donde comenzar o como iremos a alcanzarlo.  Creemos que somos capaces de conseguir por nuestros propios esfuerzos y seguimos enfrente.

Cuando percibimos qué las cosas que imaginábamos no eran tan fáciles como pensábamos, empezamos a desalentar y el sueño tan anhelado pasa a parecernos fuera del alcance y luego tratamos de desistir.  Perdemos la bendición porque no la buscamos de forma correcta.

El Señor nos afirmó que «todo es posible a lo que cree» y que «somos más que vencedores».  ¿Por qué deberíamos retroceder y dejar de realizar nuestros sueñosí  Siguiendo el raciocinio del famoso astronauta, diría que necesitamos saber cual el sueño a ser alcanzado y cual el mejor camino o manera de tornarlo realidad.

La respuesta es simple para todos nosotros, cristianos.

Debemos colocar todo en las manos del Señor.  Él sabe lo que es mejor para nosotros y nos dirige, de forma segura, en la realización de todos los propósitos.  Si ya descubrimos la primera pregunta: «Como llegar allá», la segunda es innecesaria — volveremos con alegría, trayendo nuestra tan ambicionada bendición.  El Señor irá con nosotros y, con certeza, volverá a nuestro lado, disfrutando también de nuestro regocijo y dicha.

Anhelo que Jesus vaya conmigo a todos los lugares y de todos regrese conmigo.  Llevaré la bendición y volveré con nuevas bendiciones.  La posibilidad de no ser bendecido no existe, porque la grande bendición que va conmigo y que regresará conmigo es el propio Señor y Salvador de mí vida.