Dios solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré.Salmo 62:6.

En la inundación
el Devocional Cristiano

Hacía ya ocho largos días que Sofía y Mateo miraban caer la lluvia. -Dime, mamá, ¿crees que es el diluvio? -No, hijo, Dios dijo que nunca más habría un diluvio. De repente, un enorme torrente de barro se precipitó sobre la población con un ruido aterrador. Se llevó todo a su paso: el vehículo, la casita del perro y todo lo que estaba fuera de la casa. Padres e hijos atemorizados subieron al segundo piso.

Se salvaron porque su casa aún permanecía en pie. Vinieron los bomberos, luego los vecinos; lo perdieron todo. Tenían la cara ojerosa y despavorida. ¿Cómo salir de ese lodazal? Cada uno reaccionó remangándose con energía, ayudándose mutuamente. Este episodio dramático y real es como una imagen de un torrente de lodo más poderoso, uno que quisiera llevarse a nuestros hijos: la inmoralidad y el rechazo a la fe cristiana. ¿Cómo protegerlosí

No se puede luchar contra las inclemencias del tiempo. Pero ante todo es necesario que la casa sea edificada sobre una base sólida. También es necesario que nosotros, padres cristianos, pongamos a nuestros hijos en contacto con la Palabra de Dios. Sólo ella debe ser la base de nuestras convicciones y nuestros actos, no la moral de la mayoría.

Nuestros hijos ven muy bien si buscamos realmente poner en práctica la enseñanza de la Escritura. Debemos separarnos resueltamente del mal. Enseñemos también a nuestros hijos a confiar en Aquel que es «la roca de los siglos» (Isaías 26:4), «el refugio» del creyente, Jesucristo, nuestro Señor. Él tiene el poder para guardarlos (2 Timoteo 1:12).