…  hombres de valor, aquéllos cuyo corazón Dios tocara» (1 Samuel 10:26)

Lo qué importa no es «¿Cómo él murió?» pero «¿Cómo él vivió?» No es «¿Qué él ganó?» pero «¿Qué él dio?» Éstos son los méritos verdaderos.  Para se medir el valor de un hombre como un hombre, no es importante su descendencia o la posición que ocupa en la sociedad.  Lo importante es «¿Tiene él un corazón?» y «¿está a la disposición de Diosí»

¿Cómo hemos vivido en este mundo tan difícil y complicado?

¿Qué hemos hecho?  ¿Qué las personas ven en nuestras actitudesí  ¿Cuál ha sido nuestro valor?

A veces juzgamos que somos bien devenidos porque tenemos mucho dinero, o porque moramos en una bella casa, o porque guiamos un carro de lujo.  ¿Cuántas personas sin carácter, sin escrúpulos, indiferentes a Dios, tienen lo mismo o hasta másí  ¿Será que son los bártulos materiales que caracterizan una vida de éxito?  Muchos, por detrás de toda aquella prosperidad, esconden una vida de amargura y gran tristeza.

¿El dinero trae confort?  Es claro que sí.  El dinero trae la ¿dicha qué buscamosí  No siempre.  La verdadera alegría existe en aquéllos que tienen al Señor Jesus en el corazón — tengan o no dinero.

Cuántas veces ya nos vemos diciendo: «Admiro a Fulano, porque siendo bien humilde ¡está siempre sonriente y tiene una familia maravillosa!» Y también ya experimentamos situaciones en que exclamamos: «Pobre del señor Mengano.

Tiene todo para ser feliz, pero ¡ni él y ni la familia demuestran cualquier tipo de alegría!»

Que nuestro corazón esté siempre abierto a las enseñanzas de nuestro Dios.  Cuando aprendemos a amar, nos importa nuestros amigos, para extender la mano para aquéllos que son más necesitados que nosotros, entonces seremos contados por el Señor como personas de grandes méritos y de mucho valor y todos dirán de nosotros: «Ahí está una persona verdaderamente feliz».