«¿Manchado por el pecado o lavado en la sangre?»
Kenneth Copeland
Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré, añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.
– Hebreos 10:16-17
La Biblia nos dice que bajo la ley levítica, un animal tenía que ser ofrecido cada año para expiar los pecados del pueblo. La palabra expiar significa «borrar las culpas», y aparece muchas veces en el Antiguo Testamento. Pero quiero contarle algo emocionante: esa palabra no aparece en el Nuevo Testamento. La pal¬abra griega que se usa para describir lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz es una palabra diferente. Su significado va más allá de «borrar las culpas», significa también perdonar y olvidarse completamente de algo».
¿Sabe usted qué quiere decir eso? Significa que el pecado ya dejó de ser un problema: ¡Jesús lo solucionó!
Cuando usted lo recibió como su Señor, Él no sólo borró sus pecados, sino que lo reconcilió con Dios e hizo de usted una criatura nueva, por el Espíritu de Dios, como si el pecado nunca hubiera existido.
Pero si usted es como la mayoría de creyentes, entonces no ha llegado a conocer esa maravillosa verdad. Usted está atrapado en lo que yo llamo conciencia de pecado, es decir, sigue viéndose a sí mismo manchado por el pecado en vez de lavado en la sangre.
«Bueno, después de todo, hermano Copeland, sólo soy un pecador que ha sido salvo por gracia».
No, ya no lo es. Usted era pecador, pero la gracia le transformó para siempre en la misma justicia de Dios. Ahora usted es hechura de Dios, creado en Cristo Jesús. En lo que a Dios se refiere, su vida pasada ya no existe, murió en la cruz. Medite constantemente en esa verdad hasta que invada su conciencia y usted pueda hacer una realidad la libertad con que Cristo le hizo libre del pecado.
Reciba la justicia que solamente el Cordero de Dios puede darle.
Escritura para Leer: Hebreos 9:11-26
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EL AMOR DE DIOS
Con lazos de amor te atraje a mí,
Pobrecita transitabas sin amor por allí
Alejada de mí sin saber que hacer
No sabias que rumbo tomar en la vida
Siempre estuve allí cuidándote, protegiéndote
Esperando, a que vinieras a mí
Quería, que voluntariamente, clamaras
Que me buscaras, en la enfermedad,
En tu necesidad sintieras, que yo, estaba allí
Te ayude a cruzar, los mares de dolor
Te levante en mis brazos, para que soportaras
Y no sentías, mi amor, creías que tú podías sola
Yo caminaba a un lado de ti,
Callado esperando, que tu entendieras
Que yo había pagado un precio por amarte
Tu, ya no tenias, que hacer nada,
Solo aceptar mi amor, por ti
Solo aceptar, que por ti di mi vida
Que en la cruz pague el precio,
De tu libertad, te justifique con mi sangre
Eres libre, con la libertad que yo pague
Por ti, nunca más me acordare de tus pecados
Vive como libre, y no, como esclava
Te rescate de la esclavitud del pecado
Conoce la verdad y la verdad, te hace libre
Cristo no vino a condenar al mundo,
El, se hizo condenación, por nosotros
El, murió en la cruz y se hizo maldición
Hecha el pecado a lo profundo de la mar
Y no se vuelve, a acordar, jamás de ellos
Así es el amor de Dios, Perfecto y Eterno
Alicia Pérez Hernández escribo lo que pienso…. Para hacerte pensar
Son muy importantes estas miniprédicas con temas específicos, pero mucho más importante es su soporte (como lo tiene éste) y sugiero, para efectos didácticos, que todos coloquen «la escritura para leer» para que nos nutramos de su contexto bíblico. Gracias. GBY