Devocional – Puro Engaño

«No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta» (Romanos 12:2).

«muchas personas gastan dinero que no ganaron, para comprar cosas que ellos no anhelan, para impresionar a las personas de quienes no se gusta.» (Will Rogers, en Codicia y Deuda)

Podríamos escribir un texto parecido con lo de Rogers:

«Muchas personas gastan la preciosa vida dada por Dios, de manera fútil y displicente, para agradar al mundo y recibir a cambio, cosas que de nada les servirán sino conducirlos a la perdición».

El mundo tiene sus luces, sus encantos, su coloreado especial. Seduce y atrae. Sus trampas están en toda parte y, a cada día, más y más incautos se muestran fascinados por su brillo. Y ¿que tiene el mundo a ofrecer a no ser el brillo engañador? ¡Nada! Caminar en dirección a esas luces es fácil — lo difícil es volver atrás. Cuanto más nos aproximamos a las luces, más oscuro se vuelve el camino. Cuanto más nos enveredamos por la mentira, más ardua se torna la tarea de reencontrar la verdad.

Si queremos impresionar alguien y con eso atraer bendiciones y dicha, usemos nuestro tiempo, nuestras fuerzas, lo que somos y lo que tenemos, únicamente para glorificar a Dios.

Nuestro tiempo no será perdido, nuestras fuerzas serán renovadas, nuestros bártulos espirituales serán multiplicados, nuestra vida será desbordante como un río de aguas vivas.

¿De que sirve yo intentar impresionar al mundo a cambio de algunas trizas de un placer pasajero? ¿De que sirve someterme a las circunstancias que me desagradan apenas para alcanzar un logro qué luego será disipado? ¿De que sirve ganar el mundo entero y perder mi salvación?