Alabanzas – No hay excusas para dejar de alabar

Junto a los ríos de Babilonia, nos sentábamos y llorábamos, al acordarnos de Sion. Sobre los sauces en medio de ella colgamos nuestras arpas. Pues allí los que nos habían llevado cautivos nos pedían canciones, y los que nos atormentaban nos pedían alegría, diciendo: Cantadnos alguno de los cánticos de Sion. ¿Cómo cantaremos la canción del SEÑOR en tierra extraña?

Si me olvido de ti, oh Jerusalén, pierda mi diestra su destreza. Péguese mi lengua al paladar si no me acuerdo de ti, si no enaltezco a Jerusalén sobre mi supremo gozo. Salmo 137:1-6

Ningún contexto adverso, ningún accidente desfavorable, ni siquiera cuando pareciera que el enemigo ha avanzado mucho son excusas para dejar de alabar al Señor. ¿Has perdido las ganas de ser un adorador? ¿Qué te sucedió para que olvidaras el propósito de tu vida? ¿Son tantas tus frustraciones que ya no puedes cantar?

¿Te han quitado el arpa o sencillamente la has puesto a un lado para que se llene de polvo?
Aunque tus eventos puedan hacer caer la balanza (y para esto trabaja mucho el enemigo de los adoradores) como para dejar de cantar, aunque tu alma este amargada y ya no quiera sino quejarse y renegar, NADA podrá influenciar tanto que le quite a un verdadero ADORADOR el deseo de ADORAR.

Se requiere una decisión firme de mantenerse enfocado en el Señor, su Carácter y sus Promesas. Mi amado, no permitas que las condiciones exteriores afecten tu decisión de alabar a Dios, dale gracias en todo, porque es la voluntad de Cristo Jesús que vivas dando gracias. “Den gracias a Dios en cualquier circunstancia. Esto es lo que Dios espera de ustedes como cristianos que son” 1 Tes. 5:18.

Hoy le he alabado desde muy temprano y me he gozado recordando y recordando cuantos detalles tiene Dios conmigo, como me reconforta y alegra mi corazón, claro que en la prueba también procuro alabarle, cuanto me asalta la duda, y aún cuando a veces, mi voz se desafina porque el enemigo hace todo por silenciarme, en aquel momento sé que debo alzar más la voz, entonces, mi voz ya no está sola, se ha unido a las voces de los ángeles y el que se siente adorado, hace callar a los que me hacen daño y solo quedan las voces de gratitud que exaltan al único que debe ser exaltado.

¿Qué esperasí No hay motivos ni excusas para dejar de ser el ministro que lleve a muchos a dar gracias a Dios, sólo si tienes gratitud, si eres capaz de reconocer que todo lo que eres, tienes y serás es por Él entonces ponte a cantar y adora a tu Salvador.

Salmos 28:7 “Jehová es mi fortaleza y mi escudo; En él confió mi corazón, y fui ayudado, Por lo que se gozó mi corazón, Y con mi cántico le alabaré.”