DEVOCIONAL CRISTIANO – ¡OJALA RASGARAS LOS CIELOS, Y DESCENDIERAS!

¡Ojalá rasgaras los cielos, y descendieras!
¡Ojalá rasgaras los cielos, y descendieras!
¡Las montañas temblarían ante ti,
como cuando el fuego enciende la leña
y hace que hierva el agua!
Así darías a conocer tu nombre entre tus enemigos,
y ante ti temblarían las naciones.
Hiciste portentos inesperados cuando descendiste;
ante tu presencia temblaron las montañas.
Fuera de ti, desde tiempos antiguos
nadie ha escuchado ni percibido,
ni ojo alguno ha visto,
a un Dios que, como tú,
actúe en favor de quienes en él confían.
Sales al encuentro de los que, alegres,
practican la justicia y recuerdan tus caminos.
Pero te enojas si persistimos
en desviarnos de ellos. Isaías 64:1-5

Tal indignación consumía al profeta que exclamó: ¡Ojalá rasgaras los cielos, y descendieras! Comparó al cielo con la cortina de una carpa, la vio rasgándose con manos divinas y a Dios saliendo indignado a darle a cada uno lo que se merece. ¡Oh si rompieses los cielos y descendieras! y a tu presencia se escurriesen los montes, cuando haciendo cosas terribles cuales nunca esperábamos descendiste, fluyeron los montes delante de ti. Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera.
Me duele cuando escucho a los políticos denigrándose entre ellos, me sorprende todavía, cuando veo líderes que se acusan y cuelgan sobre los cuellos de sus enemigos carteles con adjetivos que condenan y hasta maldicen, tengo tristeza cuando veo más gente ocupada en dividir que en predicar el Reino de Dios, tengo tanto dolor cuando percibo egoísmo, avaricia, pero también prejuicios mentirosos y confusión, tantas cosas que quiero unirme a la voz del profeta y exclamar ¡Ojalá rasgaras los cielos y descendieras!

Sin embargo, Dios que sabe TODO lo que el hombre planifica en silencio, sale al encuentro de quienes confían en él, Dios actúa, lo testifico en mi vida, en mi iglesia amada, en cada cosa que ocurre en mi hermoso Perú, Dios actúa, él sale al encuentro de quienes le temen, ayuda a aquellos que recuerdan y ponen por obra su palabra completa, él viene a nuestro encuentro porque nos ama: «Me di a conocer a los que no preguntaban por mí; dejé que me hallaran los que no me buscaban. A una nación que no invocaba mi nombre, le dije: «¡Aquí estoy!» Is. 65:1.

Yo he escuchado a mi Padre Celestial hablarme por medio de su Palabra y he entendido que si confío en él, todo, todo, será para bien, que si le obedezco completamente, él se encargará de todo, yo no tengo que rasgarme las vestiduras, ni rasgar las cortinas de su santuario, él es quien hace Justicia, Dios quiere bendecir a mi nación, mi tarea es orar por ella, invitar por este medio a que te unas a este clamor, dice la Palabra que «Cualquiera que en el país invoque una bendición, lo hará por el Dios de la verdad; y cualquiera que jure en esta tierra, lo hará por el Dios de la verdad. Las angustias del pasado han quedado en el olvido, las he borrado de mi vista. Antes que me llamen, yo les responderé; todavía estarán hablando cuando ya los habré escuchado.

Oremos por nuestra nación queridos hermanos, prediquemos la paz y la unidad, Dios quiere regalarnos un avivamiento espiritual ahora mismo, no imitemos el actuar de los que no conocen ni han disfrutado todavía del gozo del perdón, más bien habiendo sido perdonados prediquemos del don de la misericordia y el amor cristiano. El Dios de la Verdad está respondiendo, deja de hablar y escucha su Voz.

Con amor

Martha Vílchez de Bardales