CRISTIANOS SOMOS LLAMADOS A ESTAR CON JESÚS

«Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nueves para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.» 1 Tesalonicenses 4:1 (RVR)

Jesucristo llamó a los doce discípulos para que estén con Él y para enviarlos a predicar. Es notable ver el orden divino donde expresa su deseo. Antes que mandarlos a desarrollar sus ministerios, a trabajar con sus dones, a cumplir con sus servicios; Cristo quería estar con sus discípulos. Insiste en este concepto cuando está compartiendo la última cena en el aposento alto y sintió la defraudación del sueño cuando ellos se durmieron mientras Él gemía en Getsemaní.

El deseo más íntimo de Cristo es estar con sus discípulos. Ese deseo no ha cambiado a lo largo de la historia. Dios no cambia su forma de pensar, ni sus deseos. Y en su oración intercesora que Juan registró en su capítulo 17, Jesucristo le pide al Padre que le permita estar con sus discípulos juntos en el cielo, para que ellos puedan ver Su Gloria. En esa oración, clamaba por los 12 y por los que iban a creer por el testimonio de ellos; por lo cual también estaba orando por vos y por mí.

Más que el activismo y los compromisos, nuestro Salvador desea que pasemos tiempo con Él. Por eso es más importante estar con el Señor de la Obra, que en la Obra del Señor. En la casa de Lázaro, Marta estaba demasiado ocupada acomodando y preparando todo para que Cristo estuviera cómodo y pudiera disfrutar de una rica comida. Pero María decidió quedarse sentada a los pies del Maestro y escuchar. Jesucristo agradeció el voluntarismo de Marta, pero nos enseñó que María había elegido la mejor parte. Dios prefiere nuestra comunión a nuestro servicio. Ese es el orden divino.

Finalmente, en el momento del rapto de la Iglesia, cuando finalmente Jesucristo se una a su amada, nos revela Pablo que el más profundo deseo del corazón del salvador será estar siempre con nosotros. Cuando se acabe el tiempo del servicio, en el Cielo solo habrá tiempo para la comunión. Y durante toda la eternidad nuestro precioso Redentor disfrutará de nuestra compañía. ¡Ninguno de nosotros merece semejante honor!, sin embargo, Jesucristo desea hacerlo.

Él desea tu compañía, Cristo anhela tu comunión. Vos, ¿con quién querés estar cada día?

REFLEXIÓN – Dios quiere estar con vos.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany