¿Qué dice La Biblia Sobre El porqué Dios Escogió a Israel para ser su pueblo elegido?

La Biblia nos dice que Dios escogió a Israel para ser su pueblo especial, una nación santa y un reino de sacerdotes (Éxodo 19:5-6). Pero, ¿por qué Dios hizo esta elección? ¿Qué vio en Israel que lo llevó a escogerlo entre todas las naciones de la tierra?

La respuesta es que Dios no escogió a Israel por algo que vio en él, sino por su propia gracia y amor. La Biblia nos dice que Dios no escogió a Israel por ser el más grande o el más poderoso de los pueblos, sino por ser el más pequeño y el más débil (Deuteronomio 7:7-8). Dios no escogió a Israel por sus méritos o sus obras, sino por su misericordia y su fidelidad (Deuteronomio 9:4-6). Dios no escogió a Israel por su sabiduría o su inteligencia, sino por su propósito y su plan (Isaías 55:8-9).

Dios escogió a Israel para mostrar al mundo su gloria y su salvación. Dios quería revelarse a sí mismo a través de Israel, y hacer de él un instrumento para bendecir a todas las familias de la tierra (Génesis 12:1-3). Dios quería hacer un pacto con Israel, y darle sus leyes y sus promesas (Éxodo 24:1-8). Dios quería habitar en medio de Israel, y ser su Dios y su Rey (Éxodo 25:8; Números 23:21).

Dios escogió a Israel para preparar el camino para la venida de su Hijo, Jesucristo. Dios prometió a Israel que enviaría un Mesías, un descendiente de Abraham, Isaac y Jacob, que sería el Salvador del mundo (Génesis 49:10; Números 24:17; Miqueas 5:2). Dios cumplió su promesa cuando envió a Jesús, nacido de una virgen en Belén, de la tribu de Judá y de la casa de David (Mateo 1:18-25; Lucas 2:1-20). Jesús es el verdadero Israel, el cumplimiento de todas las profecías y las esperanzas de Israel (Mateo 2:15; Romanos 9:6-8; Gálatas 3:16).

Dios escogió a Israel para formar parte de su iglesia, el nuevo pueblo de Dios. Dios no rechazó a Israel por sus pecados y sus rebeliones, sino que lo disciplinó y lo restauró (Jeremías 31:31-34; Oseas 11:8-9). Dios no anuló su pacto con Israel, sino que lo amplió y lo renovó en Cristo (Hebreos 8:6-13; Efesios 2:11-22). Dios no excluyó a Israel de su gracia, sino que lo incluyó en su evangelio (Romanos 11:1-36; Hechos 2:36-41).

Dios escogió a Israel para ser su pueblo elegido según la Biblia. Y nosotros, los que hemos creído en Jesús, somos parte de ese pueblo elegido. Somos herederos de las promesas de Dios, ciudadanos del reino de Dios, miembros del cuerpo de Cristo, templos del Espíritu Santo. Somos una nación santa y un real sacerdocio, llamados a proclamar las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable (1 Pedro 2:9-10).