Los Cristianos y el Saber escuchar

“ MIRAD… CÓMO OÍS…” (Lucas 8:18)

Para ser un buen “oidor” debes escuchar de manera activa.

Primero, presta atención a tu interlocutor, porque a nadie le gusta hablar a un cadáver; para ello, parafrasea, aclara y comenta. Parafrasear te ayuda a entender correctamente; aclarar es hacer preguntas hasta que entiendes del todo lo que quiere decir la persona; comentar es compartir tus pensamientos y sentimientos, pero libres de juicio.

Segundo, escucha con empatía. Quizás no te agrade lo que oyes, pero a veces te darás cuenta al recibirlo que si tú te encontraras en el lugar de la otra persona, seguramente te sentirías así. “Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran” (Romanos 12:15). De eso se trata la empatía.

Tercero, escucha con una mente abierta, en lugar de hacerlo de manera selectiva, a la defensiva o filtrando la información. Escucha a la persona como si fueras un antropólogo y tu interlocutor viniera de otro planeta; sus costumbres, creencias y forma de pensar son diferentes de las tuyas y estás intentando comprenderlas.

Por último, escucha con inteligencia. ¿Se corresponden las palabras con los hechosí ¿Es la persona coherente? Si has estado escuchando de manera activa, con empatía y con apertura de mente y sigues sin entender su punto de vista, no tienes que atacar. Espera, recaba más información, pregunta: ‘¿Puedes decirme algo más al respecto?’; o ‘¿puedes darme un ejemplo específico?’; o tal vez algo como ‘gracias por explicarme tu perspectiva, reflexionaré sobre esto’; o ‘eso es muy interesante, yo no lo había mirado de esa forma’; o ‘hay mucha verdad en lo que dices.’ Jesús supo escuchar. Y para parecerte más a Él, deberás desarrollar asimismo esa destreza.