Cristianos, vamos a pedirle a Dios un sueño

“…VUESTROS ANCIANOS SOÑARÁN SUEÑOS…” (Joel 2:28)

La Biblia dice: “…Vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones” (Joel 2:28). Cuando Dios te da un sueño, con él te concederá los recursos y las personas necesarias para que se lleve a cabo; si bien no todos creerán en tu sueño. Escribe Pablo: “¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulosí Su incredulidad, ¿habrá hecho nula la fidelidad de Diosí ¡De ninguna manera! Antes bien, sea Dios veraz y todo hombre mentiroso…” (Romanos 3:3-4). Si tu sueño proviene de Dios, haz caso omiso de los pesimistas y entrégate a fondo a su consecución. Pero cerciórate de que tu sueño es de Dios y que no ha nacido como resultado de los deseos de alguien. Porque a veces resulta ser, en realidad, algo que otros desearon para ti.

Los padres suelen hacerlo; quieren volver a vivir una parte de su vida a través de ti, y para ello te impulsan a algo que ellos mismos habrían querido hacer. Eso te puede llevar a pasar toda una vida tratando de agradar a tus padres y conseguir su aprobación, aunque ya seas adulto. Un día te despertarás y te darás cuenta de que estás intentando vivir el sueño de otros. Tal vez ése fuera el plan de Dios para tu padre o tu madre, pero te lo han enfrascado a ti. ¡Sal de esa situación! Pide a Dios tu propio sueño, el cual no debe surgir de motivos equivocados, tales como orgullo, celos, ira, rechazo o competencia. ¿Estás tratando de probar algo ante ciertas personasí ¿Queriendo ganar su admiración y respeto? ¿Compensando por el rechazo que has sentido? Reconoce tus motivos, pide a Dios que sane tu corazón y que te conceda un sueño que Él vaya a respaldar.