Reflexiones Diarias – Estamos A Su Espera

«Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo» (Hechos 1:11).

Una pequeña niña oyó su madre y otra señora conversando sobre la venida  de Jesús. Más tarde, la madre bajo hasta el cuarto de la hija y la encontró junto a la ventana. La niña, viendo su madre, dijo: «Mamá, oí a usted decir que Jesús viene. Estoy esperando por Él, pues, quiero ser la primera en verlo. Yo me bañé, coloqué ropas limpias y estoy lista.»

Como sería bueno si hiciésemos lo mismo que aquella niña.

Nuestro Señor  regresará pronto y necesitamos estar listos para recibirlo. Y no podemos aguardarlo de cualquier manera.

Necesitamos estar con las manos limpias, con el corazón puro, sin odio o resentimientos, sin heridas o murmuraciones.

Nuestras ropas necesitan ser bonitas y bien planchadas.

Necesitan traer los colores del amor, de la generosidad, del afecto, de la sinceridad. Necesitamos, como la niña de nuestra historia, estar prestos para recibir al Salvador.

¿Y si la realidad es otra? ¿Y si no estamos listosí ¿Y si nuestras manos y nuestras ropas no están limpiasí ¿Podemos esperar lo peor? ¿Podemos  conformarnos en quedarnos  fuera de la fiesta de Su llegada? Yo no quiero quedarme  fuera y creo que usted también no lo quiere. Queremos estar bien en frente, verlo cerca, oír Su voz, agarrar  Sus manos.

¡OH, qué bello día será! ¡Que grande regocijo habrá en nuestros corazones!

Quiero pedir a Dios que me purifique, que me santifique, que me lave con Su sangre y me torne tan blanco como la nieve. No quiero tener ninguna mancha en mis ropas y ni que mi rostro pierda el brillo del Señor. Quiero verlo junto a mí, oírlo llamarme por mi nombre, quiero sentir su abrazo y quiero ser llevado por Él al lugar que me dispuso en el Cielo de gloria.

Estoy junto a la ventana de mi bendición… venga a estar a mi lado… ¡vamos a esperarlo juntos!

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