El niño Jesús en Belén

«Así que dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada.» Lucas 2:7 (NVI)

Se escucharon y vieron una vez más cientos de fuegos artificiales. Al dar las 12 de la noche el cielo se iluminó de colores. Ya habíamos cenado, la familia se había reunido. Una situación similar se habrá repetido en muchos hogares. En otros, la soledad habrá sido la única compañera. Pero el espectáculo del cielo no discrimina el status social. Muchos colaboraron para que en cada barrio se viera un sinnúmero de fuegos de artificio, que simbolizan el festejo.

Una gran diferencia con aquella noche del nacimiento. Fue una noche bastante solitaria. No había familiares esperando el niño que estaba por venir. Era solo una joven madre soltera con su futuro esposo, en un sucio establo de Belén. No había una linda mesa con buena comida, ni fuegos artificiales en el cielo. Solo una estrella que señalaba el lugar. Si no hubiera sido por ese detalle, tal vez hubiera sido una noche como tantas otras.

Pero esa era una noche especial, una noche única, la gran noche del milagro, ¡Dios iba a nacer! Y todo el cielo estaba expectante. Pero el hecho que conmocionó el cielo, pasó desapercibido en la tierra. Tal vez como hoy. Que en medio de tantos festejos, regalos y comida, a pesar de ser mencionado en varias ocasiones, Jesucristo siguió estando ausente en el recuerdo dela navidad.

Tal vez deberíamos aprender de los pastores, que tuvieron la sensibilidad de escuchar el mensaje del cielo. Tal vez deberíamos tener la grandeza de José que supo aceptar la voluntad de Dios aunque no le gustaba demasiado. Tal vez deberíamos tener la calidad espiritual de Maria que fue dócil a los mandatos divinos. Tal vez deberíamos celebrar la navidad y recordar que es el día que Jesucristo nació.

No es un día cualqueira, no es un día común. Más allá de la indiferencia del mesonero o de las corporaciones de juguetes, hoy deberíamos recordar que el Señor Jesús un día nació en Belén. ¡Gloria a Dios por ese dichoso día!

REFLEXIÓN — Recordá el milagro de Belén.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany