Jesucristo ¿El Verdadero O El De las Fábulas?

«Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo» (Juan 16:33).

La predicación alcanza a los hombres; la oración alcanza a Dios. El pastor que no es un hombre de oración es un pastor de mentira. La congregación que no es una congregación de oración es una congregación desviada. Para hacer mucho para Dios necesitamos hacer  mucho con Dios.» (Dr. Ravenhill)

¿Y nosotros,  qué somosí Somos mucho con Dios, por buscar constantemente Su presencia o ,¿por no vivir una vida junto al Señor, ya sea pensando que somos mucho para Dios, en la realidad, no pasamos de poco o nada para Él?

Muchos, hoy, en las congregaciones, por buscar otros intereses, están dejando al Señor y viviendo su propias vidas. No vemos más al Jesús Salvador, no vemos más al Jesús Libertador, no vemos más al Jesús que llena los corazones con el Espíritu Santo. Parece que el único Jesús de nuestras iglesias es el que enriquece, que paga las deudas, qué hace del hombre una persona de fama y prosperidad. Parece un Jesús inversión, donde todos aplican su dinero, en la expectativa de un logro grande y rápido.

¡Ese No es el Jesús de la Biblia! Lo que vemos en las Escrituras es un Jesús de amor, que perdona pecados, que salva al pecador, que nos advirtió sobre aflicciones y angustias, sobre problemas y tentaciones, sobre la dificultad del camino.

El Jesús de las Escrituras nos muestra momentos de crisis, de tempestades, de soledad, y hasta de desesperación. Pero muestra también que está con nosotros, nos muestra que podemos contar con Su auxilio, que con Él somos más que vencedores.

El Jesús de las fábulas encantadas, de la vida en un paraíso constante, del dinero fácil y sin esfuerzo… no es el Jesús de la Biblia, no es mi Jesús.

Lo qué mi Jesús prometió y de eso yo tengo plena convicción, es que supliría todas mis necesidades y que, si lo buscase de corazón, en primer lugar, me daría todo lo que necesitase, hasta la riqueza, caso sea ésa su voluntad.

Reciba el verdadero Jesús en su corazón.