Cómo tener un avivamiento personal – Parte 1

«.AVÍVANOS, E INVOCAREMOS TU NOMBRE» (Salmo 80:18)

El salmista oró: «.Avívanos, e invocaremos tu nombre» (Salmo 80:18). Hace casi un siglo, A.W. Tozer presentó unos pasos que conducen al avivamiento personal. Quizás el lenguaje que usó nos resulte anticuado, pero los principios siguen teniendo vigencia hoy en día.

«Primero, debes estar totalmente descontento contigo mismo. La autocomplacencia es enemiga del progreso espiritual. Un alma satisfecha de sí misma es un alma estancada.

Segundo, dispón tu rostro «como un pedernal» (véase Isaías 50:7), dispuesto a ser transformado totalmente. Si sólo lo intentas a medias, fracasarás antes de empezar. Debemos hacer que toda nuestra alma se disponga en deseo de Dios.

Tercero, colócate en el camino de la bendición. Es un error esperar un torrente de bendición de Dios sin haber nosotros cumplido las condiciones que ya conocemos. Los senderos que conducen a los pastos más verdes están claramente señalados; caminemos por ellos. Anhelar un avivamiento mientras descuidas la oración y los devocionales, es como desear una cosa y disponerte para otra distinta.

Cuarto, arrepiéntete de corazón; no un arrepentimiento apresurado, porque el tal es señal de una experiencia espiritual superficial y falta de seguridad en todas las áreas de la vida. Deja que la tristeza por el pecado cumpla su función sanadora. Hasta que no dejemos que la conciencia de pecado nos duela, no haremos crecer en nosotros el temor de lo malo.

Quinto, restituye allí donde te sea posible. Si tienes deudas, págalas, o al menos habla con tus acreedores acerca de tu intención de pagar a fin de que tu honradez no sea puesta en entredicho. Si te has peleado con alguien, haz todo lo que esté de tu parte para reconciliarte.»