El Jesús de Thomas Jefferson

«…¡JAMÁS HOMBRE ALGUNO HA HABLADO COMO ESTE HOMBRE!» (Juan 7:46)

Los estudios de archivos históricos confirman la fe personal de muchos de los fundadores de los Estados Unidos. En el prólogo a la segunda edición de su libro sobre La Vida y Moralidad de Jesús de Nazaret, por Thomas Jefferson, conocido más tarde como La Biblia de Jefferson, Douglas E. Lurton revela cómo este Presidente en su primera legislatura en la Casa Blanca reverenciaba y apreciaba tanto las palabras de Jesús que ideó escribirlos en un volumen aparte. Jefferson extrajo todas las palabras de Jesús de los cuatro Evangelios, las cuales describió como «tan distintas (de los otros mensajes), como un diamante en un montón de estiércol.» En 1816, dijo a su amigo Charles Thompson: «Yo también he hecho un librito… cortando los textos del Libro y colocándolos en las páginas de un cuaderno en blanco… siguiendo un orden temático y cronológico. Nunca he visto algo… tan precioso y apreciado.»

Jefferson escribió su libro en griego, latín y francés. Aunque reconoció que los primeros escritos de las palabras de Cristo fueron exclusivamente para su uso personal, sin ninguna intención de publicarlos, más tarde afirmó que «esas palabras eran las más sublimes y misericordiosas… jamás presentadas a los humanos.» Los dichos de Jesús conmovieron tanto a Jefferson, que en sus cartas a Thompson desde su casa en Monticello, describió el libro como «un documento que será la prueba de que soy un cristiano auténtico, es decir, un discípulo de las doctrinas de Jesús.» Las palabras del Señor fueron para el presidente mucho más que sublimes y misericordiosas; éstas cambiaron su vida y le hicieron un seguidor de Cristo. Douglas Lurton nos anima: «Estudiemos la Biblia, oremos en base a ella, compartámosla con otros.»