Ganar la carrera de la vida

«…CORRED DE TAL MANERA QUE LO OBTENGÁIS [EL PREMIO]» (1 Corintios 9:24)

William Arthur Ward escribió: «Cree, cuando los demás dudan. Haz planes, mientras otros juegan. Decide, mientras otros titubean. Prepárate, mientras los demás sueñan despiertos. Empieza, mientras otros lo dejan para mañana. Trabaja, mientras los demás se contentan con desear. Ahorra, mientras otros despilfarran. Escucha mientras otros hablan. Sonríe, mientras otros fruncen el ceño. Persiste, mientras otros abandonan.»

Para ganar en la vida necesitas tres cosas:

1) Tienes que empezar. Parece algo evidente, pero muchos nos quedamos estancados en la línea de salida esperando a que venga algo y nos dé un empujón. ¿A qué te ha llamado Dios y para qué te ha equipado? Levántate, ponte manos a la obra y Él te dará las fuerzas para llevarlo a cabo.

2) Debes darlo todo. Los saltadores de trampolín en los Juegos Olímpicos no guardan todos sus esfuerzos para el último salto, sino que procuran que cada uno de ellos sea perfecto, para aumentar las posibilidades de obtener una medalla de oro. No te conformes con la mediocridad en ningún momento (Filipenses 3.14).

3) Nunca debes rendirte. En los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992, el atleta británico Derek Redmond competía en la carrera de 400 metros. En mitad de la carrera se le desgarró un tendón y cayó al suelo. Mientras los otros corredores lo adelantaban volando, intentó levantarse. Su padre, con el rostro cubierto de lágrimas, bajó de las gradas y se fue a ayudarlo. Muy despacio, lleno de dolor, el atleta y su padre dieron la vuelta a la pista y cruzaron la meta, mientras el estadio olímpico irrumpía en grandes aplausos. Redmond no ganó una medalla, pero ganó algo más importante: el respeto de todo el mundo. La Biblia dice: «…Corred de tal manera que lo obtengáis [el premio]» (1 Corintios 9:24).