Ponerse en la brecha

«BUSQUÉ ENTRE ELLOS UN HOMBRE… QUE SE PUSIERA EN LA BRECHA…» (Ezequiel 22:30)

Alguien dijo: «La oración mueve la mano que mueve el mundo.» Por ello, deberías poner a la oración en el lugar que le corresponde en tu vida: el primero. En el libro «Intruso Glorioso», Joni Eareckson Tada escribe acerca de Diane, una mujer que sufre de esclerosis múltiple: «En su santuario silencioso, Diane gira ligeramente la cabeza apoyada en la almohada hacia el panel de corcho que está en la pared. Sus ojos se fijan en cada una de las tarjetas pegadas allí. Fotos, recortes, todo bien alineado y fijado en el panel. Y luego se rompe el silencio en el momento en que Diane empieza a murmurar. Está orando. Seguro que muchos que la observaran así, inmóvil y rígida, pensarían: ‘¡Qué lástima, qué vida tan sin sentido!’

Pero Diane está segura y convencida de que su vida tiene valor y de que su intercesión cambia las cosas. Ella mueve las montañas que se interponen en los senderos de los misioneros. Ayuda a abrir los ojos de los ciegos espirituales en el Sureste de Asia. Hace retroceder al reino de las tinieblas que oscurece las calles y los callejones de las pandillas de los barrios del este de Los Ángeles. Ayuda a madres sin techo, a niños abusados, a adolescentes rebeldes, a las personas mayores, algunas moribundas, del asilo de ancianos de su misma calle. ¡Diane es una intercesora! Ha escuchado el llamado de Dios «Busqué entre ellos un hombre que levantara una muralla y que se pusiera en la brecha delante de mí, a favor de la tierra…» (Ezequiel 22:30). Diane está en la vanguardia, avanzando el evangelio de Cristo, levantando a los santos débiles, inspirando a los creyentes que titubean y agradando a su Señor y Salvador.» ¿Estás «en la brecha» por alguien hoy? Ánimo. Tus oraciones moverán a Dios y Él intervendrá en la situación.