La oración Cristiana. Tercera parte

«ORAR SIN CESAR» (1 Tesalonicenses 5:17)

La Biblia dice: «Orar sin cesar.» Si sabes preocuparte de continuo, también puedes orar de continuo; sólo tienes que cambiar tu punto de mira. Trata de visualizar lo siguiente: llega un enemigo poderoso con la intención de aniquilar a Israel. Moisés dice a Josué: «Toma a tus mejores soldados y vete a la batalla. Yo me llevo a dos hombres conmigo, subiré a la cima de la montaña desde donde se ve la llanura y levantaré mis manos para orar por victoria» (Éxodo 17:8-9 parafraseado). Mientras los brazos de Moisés se alzaban, las tropas de Josué prevalecían. Pero cuando Moisés se cansaba y los bajaba, cambiaba el destino de la batalla y el ejército de Israel perdía. Moisés volvía a levantar las manos, implorándole a Dios por la victoria. En ese momento la suerte de la batalla volvía a cambiar a favor de Josué. Moisés lo entendió: tenía que mantener los brazos en alto hacia el cielo si quería abrir la puerta a la intervención sobrenatural de Dios aquí en la tierra.

De este episodio se desprende una enseñanza: Si estás dispuesto a invitar a Dios para que se involucre en tu vida diaria, experimentarás poder en tu hogar, en tus relaciones, en tu carrera y en cualquier otra área de necesidad. Pero el otro lado de la moneda también nos da qué pensar: es difícil que Dios desate su poder en tu vida cuando tienes las manos en los bolsillos y dices: ‘Esto lo puedo arreglar yo solo.’ Si lo haces, no te sorprendas si ves como que la suerte de la batalla te es contraria y te encuentras sin fuerzas para impedirlo. Para experimentar el poder de Dios en tu vida tienes que orar sin cesar, orar de acuerdo a las Escrituras y orar con fe.