¿Cómo está la comunicación con tu cónyuge?

«MARIDOS, AMAD A VUESTRAS MUJERES…» (Efesios 5:25)

Uno de los desafíos del matrimonio es la comunicación. Pongamos un ejemplo: en la familia tradicional, los maridos iban a trabajar y las mujeres se quedaban en casa cuidando de los hijos. Se estima que el hombre habla, de promedio, alrededor de veintinueve mil palabras por día y la mujer unas treinta y tres mil. Tal vez no sea exacto, pero usémoslo como ilustración. El esposo ha pasado el día en el trabajo y para cuando llega a casa ya ha usado veintiséis mil palabras, por lo que sólo le quedan tres mil, que tampoco tiene la necesidad de gastar. Pero la esposa ha estado en casa todo el día, con los platos, los pañales y las faenas de la casa. Ha hablado con su madre, alguna amiga y los vecinos; pero en total no ha usado más que unas ocho mil palabras.

Cuando él llega a casa, le esperan veinticinco mil palabras. Después de una cena en silencio, pasa la noche viendo la televisión y luego se va a la cama. Cuando está a punto de quedarse dormido, una voz a su lado le dice: ‘¿Estás despierto?’ ¡Más vale que lo estés! Si no, mañana por la noche te esperarán cincuenta mil palabras. Haz las cuentas; en diez años habrá suficientes palabras para llenar la biblioteca más grande. O tal vez no; a lo mejor no quede ninguna. Una de las razones frecuentes que se alegan para el divorcio es: «Llegamos a un punto donde ya no teníamos nada que decirnos.» La Biblia dice: «Maridos, amad a vuestras mujeres…» (Efesios 5:25). El amor escucha, aun cuando no haya cosas muy interesantes que compartir. Escucha porque sabe que si te sientes escuchado y afirmado, te sentirás amado. Entonces, ¿cómo está la comunicación con tu cónyuge?