Equipado con un propósito. Parte 1

«…SOMOS… CREADOS… PARA BUENAS OBRAS…» (Efesios 2:10)

Dios usa a personas normales y corrientes como tú, gente con responsabilidades familiares, con hipotecas y con vidas aceleradas. La Biblia dice: «…Somos… creados… para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas» (Efesios 2:10). La palabra «preparó» es la misma que se usa para comprobar que un equipo deportivo recibe todo el entrenamiento y cuenta con las herramientas necesarias para ganar. Lo cierto es que somos «instrumentos de Dios para hacer su obra» (1 Pedro 2:9 parafraseado). ¿Cuándo nos damos cuenta de la verdadera utilidad de un instrumento? ¡Cuando está en las manos de un maestro! Por ello, pon tu vida en las manos del Maestro y observa lo que Él hará con ella. «Él nos salvó… no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo… antes de los tiempos de los siglos» (2 Timoteo 1:9). Y también: «…Cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviéndoos los unos a los otros…» (1 Pedro 4:10 LBLA). «Él mismo repartió diferentes dones… a fin de que los suyos estén… capacitados… para edificar el cuerpo de Cristo» (Efesios 4:11-12 CST)

¿Sigues pensando que tu vida apenas cuenta? Jesús dijo: «…Id y haced discípulos a todas las naciones… enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días…» (Mateo 28:19-20). Tú no eres un rostro más entre la multitud; tu vida tiene valor y propósito, aun en aquellos días en los que sientes que eres un desastre. Por ello «…Todo lo que hagáis, hacedlo de corazón… sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia…» (Colosenses 3:23-24). No hay mayor incentivo que pensar en ese día cuando estés delante de Su presencia y oigas las palabras: «Bien, buen siervo y fiel», por haber hecho las cosas lo mejor que pudiste.