Cuatro enseñanzas del Camino. Parte 1

«EL CORAZÓN DEL HOMBRE TRAZA SU RUMBO, PERO SUS PASOS LOS DIRIGE EL SEÑOR» (Proverbios 16:9 NVI)

¿Te acuerdas cuando necesitabas un mapa de carreteras cuando ibas de viaje? Ahora lo único que haces es programar el destino en el GPS y éste te dice dónde hay que girar, a qué distancia está la próxima gasolinera y la hora de llegada. No hay necesidad de adivinar, ni te confundes tomando el camino equivocado; sencillamente programas la ruta más corta o la más rápida y allá te lleva. Como seguidor de Cristo, también tienes un GPS divino, el Espíritu Santo. Él decide la ruta y la distancia, y te garantiza que vas a allegar a tu destino. Si lo escuchas, aprenderás cuatro enseñanzas fundamentales.

Considerémoslas:

1) Aprendes a depender de Dios y no de ti mismo. Si crees que conoces todos los recodos del camino de la vida, actuarás sin consultar con Dios. Sansón creyó que «dominaba el tema», así que cuando Dalila lo vendió a los filisteos y éstos le ataron con cuerdas, Sansón creyó que actuaría como siempre y que conseguiría desatarse. «…Esta vez me escaparé como las otras…» se dijo, «…Pero no sabía que el Señor ya se había apartado de él» (Jueces 16:20). Jesús afirmó: «…Sin mí nada podéis hacer» (Juan 15:5 RVA).

2) Cambias de perspectiva. Quizás no siempre mires adonde vas, ¡pero siempre acabarás llegando adonde miras! Tu perspectiva determina la dirección que sigues en la vida y tus decisiones. Tras haber pagado un precio muy alto por ceder ante sus impulsos carnales, David cambió de perspectiva y oró: «Señor Soberano, tengo puestos los ojos en Ti…» (Salmo 141:8 NVI). Ésa debería ser también tu oración.