El llamamiento al liderazgo. Segunda parte

«…ENSEÑÁNDOLES QUE GUARDEN TODAS LAS COSAS QUE OS HE MANDADO…» (Mateo 28:20)

Si Dios te ha llamado a ser maestro de la iglesia, eh aquí unos principios por los que debes regirte:

1) Antes de alimentar a los demás, aliméntate a ti mismo. No leas únicamente la Biblia con el fin de encontrar mensajes para compartir, sino para recibir el alimento que necesitas. Dijo Jeremías: «Fueron halladas tus palabras, y yo las comí» (Jeremías 15:16). Los oyentes perciben cuando hablas de cosas que no son una realidad en tu vida. Es lo que el Dr. John Maxwell llama «la ley de la tapadera»: ¡Nada sube más arriba de lo que sube el líder!

2) Ama a las personas, pero no te apegues demasiado a ellas, porque no te pertenecen a ti sino a Dios. Tu labor con ellas tiene una finalidad determinada y es para un periodo específico; cuando ambas cosas se cumplan, entrégaselas al cuidado de Dios. Luego sigue tu vida y haz que Cristo sea el centro.

3) La verdad es inmutable, pero los métodos cambian. Lo que te trajo hasta aquí tal vez no te lleve al siguiente nivel. Ser «llamado» implica un movimiento de una tarea a otra. Si tus métodos no funcionan ahora, busca a Dios para nuevas instrucciones. Si tu meta es encajar cómodamente en el marco en el que empezaste y no incomodarte, nunca disfrutarás de lo que Dios tiene para ti más adelante. No puedes orar por crecimiento y negarte a cambiar. ¿Sabes por qué Jesús sanó a varios ciegos de formas diversasí Para que nunca podamos decir: ‘Ésta es la única manera de hacer esto.’ Reconocer esa verdad agudizará tu entendimiento y hará que procedas siempre con humildad y tengas credibilidad como líder.