«…JESÚS… ANDUVO HACIENDO BIENES Y SANANDO A TODOS LOS OPRIMIDOS POR EL DIABLO…» (Hechos 10:38)

No apartes tu mirada de Jesús. Parte 2

Leemos en la Palabra: «Entonces le respondió Pedro, y dijo: -Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y Él dijo: -Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: -¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, lo sostuvo y le dijo: -¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? En cuanto ellos subieron a la barca, se calmó el viento. Entonces los que estaban en la barca se acercaron y lo adoraron, diciendo: -Verdaderamente eres Hijo de Dios» (Mateo 14:28-33).

El mensaje principal que se deriva de este episodio es: dónde mirar cuando estás en medio de la tormenta. No podemos elegir no pasar por tormentas, pero sí dónde poner nuestra mirada cuando lleguen. Si te estás enfrentando a un cáncer, deficiencias coronarias o cualquier otra enfermedad grave, algunas de las primeras preguntas que vienen a la mente son: ‘¿Quién es el médico que me va a tratar? ¿Es experto en ese campo? ¿Es competente? ¿Está disponible?’ Pues bien, el médico es Jesús y sus credenciales son: «…Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y… este anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con Él» (Hechos 10:38). Fíjate en las palabras «todos». Él puede satisfacer todas tus necesidades. No apartes la mirada de Jesús y recibe tu fortaleza de Él. Aquel que «anduvo haciendo bienes y sanando a todos» está de tu parte hoy.