«.EL MOMENTO EN QUE SE MANIFIESTE CLARAMENTE QUE SOMOS HIJOS DE DIOS» (Romanos 8:19 DHH)

Cómo graduarse con diploma de honor. Parte 2

Viviendo una vida entregada. La salvación es gratuita, pero la graduación con matrícula de honor cuesta muchísimo. «Estimo todas las cosas como pérdida» (Filipenses 3:8). Pablo había tenido una vida cómoda, hasta que todo cambió. Fue golpeado tanto en ocho ocasiones que a punto estuvo de morir; se enfrentó a peligros de la mano de amigos y enemigos; sobrevivió a la desnudez, a desvelos, al hambre y a la sed. (2ª Corintios 11:23-29). ¿Se desanimó? Sí. ¿Se rindió? No. «Me alegro también de las debilidades, los insultos, las necesidades, las persecuciones y las dificultades que sufro por Cristo» (2ª Corintios 12:10 DHH). ¿Oró pidiendo alivio? Por supuesto. Tres veces pidió al Señor que le aliviara su sufrimiento. Cuando Dios respondió «Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad» (v. 9 DHH), aprendió a gozarse «en insultos, en necesidades, en persecuciones, en angustias» (Romanos 8: 10), dependiendo de Dios y fortaleciéndose en Él.

¿Dónde encontró ese gozo? En el «bien supremo de conocer a Cristo Jesús» (Filipenses 3:8 DHH). Su pasión incontenible era la intimidad con Cristo. Aunque era consciente de sus problemas, permaneció consagrado a su Señor. «Por amor a Él lo he perdido todo y lo tengo por basura, para ganar a Cristo» (Filipenses 3:8). Pablo decidió que costase lo que costase, merecía la pena graduarse con matrícula de honor. «También tendremos parte en la herencia. la cual compartiremos con Cristo, puesto que sufrimos con Él… Los sufrimientos del tiempo presente no son nada si los comparamos con la gloria que habremos de ver después. en el momento en que se manifieste claramente que somos hijos de Dios» (Romanos 17-19 DHH). Vive hoy con esa clara imagen en tu mente.