«…ME UNGIÓ EL SEÑOR… A PUBLICAR LIBERTAD A LOS CAUTIVOS…» (Isaías 61:1b)

¡Cristianos somos libres!

Durante la Segunda Guerra Mundial, un catedrático americano y un capellán británico fueron encarcelados en un campo de prisioneros de guerra alemán, el catedrático en la parte destinada a los americanos y el capellán en la parte británica.
Puesto que los americanos habían construido en secreto una radio casera, los dos amigos se veían todos los días en la verja para hablar acerca de las últimas noticias. (Usaban un antiguo idioma gaélico que sus guardianes no entendían.)

Cuando el catedrático oyó en la radio que los alemanes se habían rendido hacia tres días, se lo dijo a su amigo del otro lado de la verja. Momentos más tarde, gritos de celebración salieron de las barracas británicas. Cuando la noticia llegó unos días más tarde a oídos de los guardias alemanes, éstos huyeron, dejando las puertas abiertas y los británicos y americanos salieron juntos como hombres libres.

Jesús dijo que vino «…a publicar libertad a los cautivos» (Isaías 61:1b). Buenas noticias: Ahora, Satanás es un enemigo derrotado. La puerta de tu cárcel está abierta; tu libertad fue ganada en el Calvario; acéptala, actúa en consecuencia, ¡y deja de vivir como si aún fueras un prisionero!

¿Sabías que el impala (antílope) africano puede saltar una altura de tres metros y cubrir una distancia de nueve metrosí Sin embargo, a este magnífico animal se le puede encerrar dentro de unos muros de un metro. ¿Por qué? Porque a menos que sepa dónde va a aterrizar, le da miedo saltar.

La fe es la capacidad de saltar y confiar en Dios, aun cuando no puedas verlo. Ella abre puertas y te libera de toda prisión de temor. Hoy, el Hijo te ha hecho libre (Ver Juan 8:36); empieza a actuar como tal!