«…LA FE NO FINGIDA QUE HAY EN TI, LA CUAL HABITÓ PRIMERO EN TU ABUELA LOIDA Y EN TU MADRE EUNICE…» (2 Timoteo 1:5)

Dos cosas necesarias para levantar un Timoteo según la Biblia

No puedes impedir dejar una huella en tus hijos, pero puedes elegir dejar una buena huella. Las semillas que siembres hoy seguirán creciendo en ellos a lo largo de su vida, y también en la vida de tus nietos. Pablo vio en Timoteo el potencial de la cosecha que iba a producir para Cristo. También vio que ese fruto tenía su origen en la raíz: una madre y una abuela cristianas. Esto debería ser de aliento para aquellas madres solteras, divorciadas o viudas, y para aquellas con maridos inconversos. Esas dos mujeres criaron a un siervo de Dios sin la ayuda de un padre cristiano. Madre, ¡Dios te ayudará a hacer lo mismo!

¿Qué se necesita para levantar a un Timoteo? Dos cosas son necesarias:

1) Ser un buen ejemplo

Pablo habló de «la fe no fingida [en griego «no hipócrita»] que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice…» (2 Timoteo 1:5). La fe que estas mujeres impartieron, primero «habitó» en ellas. Para que la fe viva en nuestros hijos, la tienen que ver primero reflejada en nosotros. En un mundo donde muchos se pasan por cristianos sin serlo, la fe genuina brilla como una antorcha en la noche oscura. Nuestros hijos tienen un «detector» innato que identifica las falsificaciones y las rechaza; sin embargo lo auténtico los va a atraer como un imán.

2) Enseñarles la Palabra de Dios

La madre y la abuela de Timoteo plantaron las Escrituras en el terreno receptivo del corazón del joven antes de que la cultura del entorno lo arrebatara. Pablo le recuerda que «desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras» (2 Timoteo 3:15). Así se levanta a un Timoteo.