«POR TANTO, DEJARÁ EL HOMBRE A SU PADRE Y A SU MADRE, Y SE UNIRÁ A SU MUJER…» (Génesis 2:24)

La oración de Rut que puedes ser tu

Después de decidir seguir a Jesús no hay decisión más importante que la elección de tu cónyuge. Cuando Ruth Bell era adolescente, la enviaron a la escuela en Corea. Con el deseo de ser misionera, se veía a sí misma como una «solterona» ministrando a los tibetanos. Sin embargo, pensó también vagamente en el tipo de marido que podría considerar. He aquí su oración:

«Señor, tiene que ser tan alto que cuando esté de rodillas llegue hasta el cielo. Sus hombros han de ser tan anchos que puedan llevar el peso de una familia. Sus labios tienen que sonreír, firmes como para decir: «No» y tiernos para besar. Su amor tiene que ser tan profundo que se arraigue en Cristo y tan amplio que abarque a todo el mundo perdido. Ha de ser tan activo que gane almas, lo bastante alto como para ser benévolo, con grandeza suficiente para ser considerado, y sus brazos tienen que ser lo bastante fuertes como para llevar un bebé.» ¡No se quedó corta pidiendo!

Pero Ruth fue misionera en el Tibet. Se casó con un hombre digno de ser su esposo: Billy Graham. ¡Y como su esposa, se convirtió en misionera del mundo entero!

Si no tienes compañero o compañera, piensa en las cualidades que te gustaría encontrar en él/ella y empieza a orar por el/ella.

Eso es, ¡ora! Dios sabe quién es y el tiempo correcto. Te pondrá a la persona en tu camino… ¡si le eres fiel a Él!