«VOSOTROS, PUES, ORARÉIS ASÍ…» (Mateo 6:9)

Persiste en la oración

Si orar fuera algo natural, Dios no nos tendría que recordar tantas veces que lo hagamos. Para tener una vida constante de oración tenemos que crucificar nuestra naturaleza pecaminosa. Cuando la oración no parece ser satisfactoria, tendemos a dejarla de lado. Entonces, ¿cómo puedes orar y obtener respuestasí

1) Antes de pedir, ¡Adora!

Cuando las oraciones empiezan pidiendo pueden llegar a ser egocéntricas y vacías. «Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre» (Salmo 100:4). Cuando tu punto de partida es el amor, la bondad y la fidelidad de Dios, sales de ti mismo y tu espíritu se eleva y se prepara para «conectarse» con Dios, el contenido de tus oraciones está más basado en la Biblia y obtienes respuestas. En el Padrenuestro, Jesús dirige nuestra atención primero al nombre de Dios, luego a Su Reino y Su voluntad; después de eso, pedimos «nuestro pan de cada día». La acción de gracias no le obliga a Dios a bendecirte, pero te predispone a ti para recibir Su bendición.

2) ¡Persiste en la oración!

Dios no es un narrador autómata; tú debes estar en comunicación continua con Él hasta que decida responder. Para eso tienes que tener una actitud de fe, persistencia y paciencia. Jesús nos dio una parábola de una mujer que imploró constantemente a un juez impasible para que le concediera su petición. Después de «cansarlo», el juez le dio lo que le pedía. La única finalidad de la parábola de Jesús era «…la necesidad de orar siempre, y no desmayar» (Lucas 18:1). No es que tu persistencia fuerce a Dios a cooperar, sino que Dios quiere que ores y no abandones. Si persistes, Dios responderá, «sin demora» (v. 8 NVI).