«BUSCAD AL SEÑOR MIENTRAS PUEDE SER HALLADO…» (Isaías 55:6)

¿Estás preparado para encontrarte con Diosí

María, una niña de diez años, vivía en un pueblo del centro de Chile. Cuando murió su madre, se convirtió en «el ama de casa», cuidando a su padre que trabajaba en el turno de noche en la mina de aquel lugar. Una noche, mientras preparaba la talega de la comida, metió un evangelio (que había recibido de un misionero), con la esperanza de que su padre recibiera consuelo tras la muerte de su esposa. De repente, a la 1.00 de la madrugada sonó la sirena de emergencia llamando a los vecinos a que vinieran con palas para ayudar a sacar a los mineros atrapados en una de las cuevas que se había derrumbado. Las patrullas de rescate trabajaron toda la noche hasta que, por fin, llegaron a una pequeña caverna donde hallaron a los mineros. Desgraciadamente, ya era tarde; los ocho hombres se habían asfixiado. Mientras que el equipo de rescate inspeccionaba totalmente abatidos la escena, se dio cuenta que los hombres habían muerto sentados en círculo. Al mirar más detenidamente, descubrieron al padre de María con un librito en su regazo, y abierto en la última página. En ella se explicaba claramente el plan de salvación.

Sobre esa hoja había escrito a su hija un mensaje muy especial:

«Mi querida María, cuando leas esto, estaré con tu madre. Leí tu librito; después se lo leí varias veces a mis compañeros mientras esperábamos que nos rescataran. Nuestra esperanza de sobrevivir se está desvaneciendo, pero la tenemos para la otra vida. Hicimos como decía el librito y oramos pidiéndole a Jesús que entrara en nuestros corazones. Te quiero mucho, y algún día no muy lejano todos estaremos juntos en el cielo». Y tú, querido lector, ¿estarás allí también?