«…[DI](DIJERE) A ESTE MONTE: QUÍTATE Y ÉCHATE EN EL MAR…» (Marcos 11:23b)

Hablando el lenguaje de Dios la palabra de Fe – Parte 1

Si has estado orando hasta que te has agotado, la respuesta puede estar justo debajo de la nariz: ¡en tu boca! Deja ya de hablar acerca de tu montaña y empieza a hablarle directamente. Escucha:

«…cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón…, …le será hecho.» (Marcos 11:23). ¿Cómo se habla a un monte? Usando la Palabra de Dios. Cuando Satanás lo tentó en el desierto, Jesús respondió tres veces: » Escrito está…» (Mateo 4:4,7,10b), y Satanás no lo pudo vencer. El enemigo no respeta lo que dices, pero tiembla cada vez que Dios habla, porque su Palabra está llena de poder; ¡Satanás espera que nunca descubras eso! Siendo constante. ¿No te has preguntado alguna vez por qué puedes estar golpeando una piedra con un martillo noventa y nueve veces y nada ocurre, y sin embargo, al golpe número cien se hace añicosí Eso es porque todos los golpes anteriores la debilitaron.

Continúa hablando la Palabra de Dios en fe acerca de tu situación, aplicada a tu situación, y «se hará». Perdonando. Un pastor preguntó a la congregación: «Cuántos de ustedes están dispuestos a perdonar a sus enemigosí». Todos manifestaron que sí, excepto un señor mayor. «¿Por qué no quiere perdonar a sus enemigosí», le preguntó el pastor. «Porque no tengo ninguno; ¡todos se han muerto antes que yo!»

Jesús dijo: «…cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno…» (Marcos 11:25). Antes de que puedas hablar a una montaña de problemas – y tener resultados – primero debes expresar perdón hacia otros. Las promesas de Dios dependen de tu obediencia. Escucha: «…si oyeres atentamente la voz del Señor…, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos…, vendrán sobre ti todas estas bendiciones…» (Deuteronomio 28:1,2).

¡Así es cómo se le tiene que hablar a una montaña!