«MAS NUESTRA CIUDADANÍA ESTÁ EN LOS CIELOS…» (Filipenses 3:20)

Una perspectiva Bíblica de la eternidad

Billy Graham escribió lo siguiente: «Tengo un amigo que perdió el trabajo, las riquezas, la esposa y la casa durante la Depresión. Pero con tenacidad se aferró a su fe, la única cosa que le quedaba. Un día se detuvo a mirar a unos picapedreros que estaban trabajando en una iglesia enorme. Uno de ellos estaba modelando una piedra triangular con el cincel. `¿Para qué sirve?’, preguntó mi amigo. El obrero le contestó: `¿Ve aquel hueco pequeño allá arriba cerca de la aguja? Pues, le estoy dando forma aquí abajo para que encaje allí arriba’. Las lágrimas se le saltaron a mi amigo mientras seguía su camino, pues Dios usó a este obrero para ayudarle a entender la experiencia penosa por la que estaba pasando. No dejaba de oír: `Te estoy dando forma aquí abajo para que encajes allí arriba’.».

La Biblia dice: «…nuestra ciudadanía está en los cielos…» (Filipenses 3:20). Tenemos un visado temporal, ¡no lo olvidemos jamás! Pesa tus acciones y decisiones a la luz de tu último destino, y no a la de tu comodidad inmediata. Desecha la idea de que los pensamientos acerca del cielo son sólo «habladurías de viejos».

Esta vida es la historia breve; el cielo es la que no tiene fin. Máquinas para eliminar los «michelines», cirugía estética, liposucción, fama, riqueza y no olvidando posiciones personales en forma «piramidal»… tu traje terrenal no va a durar para siempre. Antes de que lo dejes, asegúrate de que has cumplido tu trabajo y de que estás listo para oír las palabras: «Bien, buen siervo y fiel» (Mateo 25:21).

Un instante después de que hayas llegado a la presencia de Dios, ¿qué vas a querer haber hecho aquí y ahora? Eso, y sólo eso, debería ser el principio que guíe tu vida.