«…NO HAYA CONTIENDA ENTRE NOSOTROS…» (Génesis 13:8 LBLA)

Cuando el conflicto llega a la familia. Parte 1

El conflicto entre Abram y Lot nos enseña principios importantes acerca de nuestras familias. Lot había vivido en paz en el hogar de su tío Abram. Éste le había llevado consigo en su viaje de fe; hasta que un día surgió un altercado. Y puesto que el conflicto revela el carácter de las personas, Lot manifestó su verdadero ser. Dado que los rebaños de ambos eran cada vez más grandes para pastar en los mismos campos, Abram sugirió que se dividieran la tierra, dejando que Lot eligiera el primero. El sobrino «…escogió para sí…» (Génesis 13:11) la mejor tierra y dejó el resto a su tío. Lot se mudó a la rica, pero pecadora, Sodoma, mientras que Abram levantó un altar al Señor: los mismos genes, pero valores totalmente diferentes.

Entonces:

1) Considera los hechos

Abram fue el líder nombrado por Dios y el mayor patriarca de Israel. Dios le había prometido una tierra, ser padre de una gran nación, bendiciones y protección. Pero sobre todo, Dios le había prometido que en él «…[serían] benditas todas las familias de la tierra» (Génesis 12:3). En el contexto actual, Abram era el socio más antiguo y el accionista mayoritario en el negocio familiar. Había dado amor a su sobrino y sido muy generoso con él; y cuando se presentó el conflicto, valoró más esta relación de parentesco que los intereses personales. Abram, por lo tanto, merecía consideración y deferencia de parte de Lot, pero éste no se las dio.

2) Considera la enseñanza

Por el bien de la familia, Abram decidió no usar su autoridad, ni insistir en sus derechos, ni hacer ver quién era el jefe. Él demostró que sólo Dios hace justicia, y que nunca debemos intentar vengarnos. Abram eligió la gracia en lugar de la ley, la humildad en vez del orgullo, el negarse a sí mismo en lugar de reclamar sus derechos, la misericordia en vez de la justicia, el amor en lugar de la lujuria y el carácter en lugar de la opinión popular. ¡Medita bien en esto!