“…OS HE LLAMADO AMIGOS…” (Juan 15:15b)
Somos Amigos de Dios – Parte 1
La palabra: ‘amigo’ no significa ‘un conocido casual’, sino ‘una relación cercana’, de confianza. Se refiere al círculo íntimo de un rey. En la corte, los sirvientes deben mantener las distancias; pero los allegados disfrutan de: (a) un contacto íntimo; (b) acceso directo;(c) información confidencial. ¿Pero cómo puedo llegar a ser un amigo de Diosí, te preguntarás. ¡Por medio de una conversación constante! Dios desea más que el derecho a visitas de fin de semana, o una breve cita en tu agenda. Él quiere ser incluido en cada actividad, cada conversación, cada problema, y en cada pensamiento. Puedes mantener con Él una conversación continua a lo largo del día, hablando con Él de las cosas que haces en cada momento.
En su libro clásico, Practicando la Presencia de Dios, el hermano Lawrence, un humilde cocinero de un monasterio francés, escribió: “La clave de la amistad con Dios no está en cambiar lo que haces, sino en cambiar la actitud con la que lo haces. Lo que normalmente haces para ti, ahora empiezas a hacerlo para Dios, sea comer, bañarte, descansar, o sacar la basura”.
Algunas personas piensan que tienen que “aislarse” para poder experimentar intimidad con Dios; no han aprendido a practicar su Presencia en todas las cosas. ¡No hay otro lugar más cercano al Señor que donde te encuentras en este preciso momento! En el Edén no habían rituales, sólo una sencilla relación amorosa entre Dios y las personas que Él creó. Libres de culpa o miedo, Adán y Eva gozaban de Dios y Él de ellos. ¿Es posible una relación así? ¡Absolutamente! Escucha:
“…fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo…” (Romanos 5:10b).
«OS HE LLAMADO AMIGOS» (Juan 15:15b)
En su libro Practicando la Presencia de Dios, el hermano Lawrence sugirió que hagamos oraciones cortas en «plan conversación» a lo largo del día más que oraciones largas y complejas. Con el fin de mantenerte concentrado y evitar pensamientos errantes, escribió: «Yo no aconsejo usar muchas palabras cuando oramos, ya que los discursos largos suponen a menudo ocasiones para divagar». En la época del Caos por Falta de Atención (la CFA), ¡esta sugerencia de hace cuatrocientos cincuenta años de «mantenerlo sencillo» es uno de los mejores consejos que puedas recibir!
La Biblia dice: «Orad sin cesar» (1 Tesalonicenses 5:17). ¿Pero cómo?, te preguntarás. Una forma es usar oraciones muy cortas, como muchos han hecho durante siglos. Se elige una frase sencilla que pueda ser repetida fácilmente en un instante: «Tú estás conmigo», «Dependo de Ti», «Quiero conocerte más», o «Ayúdame a confiar más en Ti». También puedes usar frases cortas de las Escrituras: «…para mí el vivir es Cristo…» (Filipenses 1:21), «Nunca me abandonarás» (Ver Salmo 94:14), o «Proveerás en mis necesidades» (Ver Filipenses 4:19). Repítelas tan a menudo como te sea posible hasta que queden bien arraigadas en tu corazón.
Practicar la Presencia de Dios es una habilidad, una costumbre que puedes desarrollar. Así como los músicos practican escalas todos los días para tocar bien, puedes disciplinarte para pensar en Dios en distintos momentos del día. «Pero algunas veces no siento la Presencia de Dios,» podrías decir. Si lo que estás buscando es una emoción, lo entiendes mal. El objetivo no es una sensación, sino una percepción permanente ¡de que Dios está siempre contigo!
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