«LA HERENCIA DEL BUENO ALCANZARÁ A LOS HIJOS DE SUS HIJOS…» (Proverbios 13:22)

¿Cuál será tu legado y herencia?

Cada persona influye en otras de formas visibles e invisibles. No necesitas necesariamente conocer a alguien para poder experimentar las bendiciones de su
herencia. De la misma manera que cuando entras en una habitación vacía puedes oler el perfume de alguien, tu influencia puede continuar por mucho tiempo
después de haberte marchado.

Normalmente no nos gusta pensar en esto porque

(1) Asociamos una herencia con la muerte, y por eso no nos gusta darle vueltas a ese tema

(2) Asumimos que puesto que nuestro herencia no se hará manifiesta por mucho tiempo aún, no necesitamos empezar a pensar en ella ahora

(3) De todos modos, nos sentimos como si tuviéramos poco o ningún control sobre lo que dejamos atrás

La Biblia dice: «La herencia del bueno alcanzará a los hijos de sus hijos…» (Proverbios 13:22). Así pues, ¿cuál será la tuya? Lo que es importante todavía, ¿cuánto te va a costar? Si sólo quieres dejar cosas materiales, eso es fácil. Trabaja duro, invierte sabiamente y construye un patrimonio. Sin embargo, puesto que los mejores regalos no siempre se meten en un testamento, ¿por qué no dejar algo más significativo – algo que indica quien fuiste?

Una cosa es medir tu éxito por el dinero que tienes en la cuenta bancaria, el tamaño de tus posesiones inmobiliarias, o el valor de tu cartera de acciones. Es totalmente distinto hacerlo por cosas intangibles como ser un cónyuge fiel y amante, educar a tus hijos en el conocimiento de Dios, ser un consejero espiritual ¡y dejar «la antorcha» encendida cuando te vayas!

Los mejores legados tienen un precio que pagar. Para ir más allá de la mediocridad, ¡tienes que invertir cada día en las cuentas invisibles de los que vienen detrás de ti!