La Fuente de tu sueño

«LO QUE NACE DE LA CARNE, CARNE ES; Y LO QUE NACE DEL ESPÍRITU, ESPÍRITU ES» (Juan 3:6)

Te quedarías sorprendido de saber cuántas personas están atormentadas por un sueño que Dios nunca les dio, desperdiciando sus vidas intentando hacer cosas que Él ni les llamo a hacer ni les equipó para ello.

¿Cuál es la fuente de tu sueño? ¿Te ha impuesto su sueño la gente que más influye en tu vida? «Tal persona siempre ha pensado que serías un excelente médico o abogado». Detente y pregúntate: ¿Soy yo? ¿Son los demásí ¿Es el enemigo? ¿Es Diosí No es demasiado tarde. Si tu sueño no es de Dios, vuelve, búscale y Él te dará uno que lo es.

Mira en lo más profundo de tu ser; ¿a quién estás tratando de impresionar? ¿Estás intentado demostrarle a tu «ex» que puedes vivir sin el/ella, o a tus padres que eres tan dotado como tu hermano/a, o al mundo que eres capaz de superar tu origen y levantarte por ti mismo? Tu sueño no puede emanar de tus asuntos pendientes. Eso sólo engendra la necesidad por el control y el reconocimiento, y te condena al fracaso.

Es más, si tu sueño es de Dios, no debes ser impaciente como Abraham e intentar «que ocurra» (ver Génesis 16:1-4). Las promesas de Dios nunca pueden
ser realizadas por medio de esfuerzos carnales. Si Abraham hubiera esperado, no habría tenido el problema de Hagar, y sólo hubiera tenido a Isaac que representa
«(L)[la] bendición del Señor (es la) que enriquece, y [Él] no añade tristeza con ella» (Proverbios 10:22). No importa cuánto tiempo tarde, espera el momento de Dios, prepárate concienzudamente, y empieza a hacer las cosas tan sólo cuando Él te lo diga.

Que tengas un día bendecido, donde la palabra de Dios te revele parte del Gran Sueño de Dios para ti.

Mil Bendiciones!