«…EL QUE PERMANECE EN MÍ… ESTE LLEVA MUCHO FRUTO…» (Juan 15: 5b)

En Juan 15, Jesús dijo que los que permanecen en Él llevan fruto, mucho fruto. Sin embargo, primero tienes que encontrar el equilibrio entre dos extremos frecuentes:

(1) Aquellos que dicen que la vida cristiana es únicamente un camino de rosas; que nunca estarás enfermo, arruinado o tendrás problemas; que si no vives en una mansión y conduces un Mercedes, no tienes fe. Esto no es así, sino que la verdadera fe es probada en la aflicción. Precisamente cuando no tienes nada necesitas fe para creer que Dios es tu Proveedor [‘YHVH Yireh’]. Cuando estás enfermo necesitas fe para creer que Él es tu Sanador [‘YHVH Rafa’].

Escucha: «…el que permanece… este lleva mucho fruto…» (Juan 15:5b). Las bendiciones provienen de permanecer; el fruto lo obtienes al otro lado.
Estimular a la gente sobre el fruto, incluso antes de que lo haya sembrado, significa que terminará sirviendo al Señor por lo que hace y no por Quien es.

Una cosa más: no uses tu fe para anular a otros. Sólo porque te has graduado, ¡no incendies la escuela! El Dios que te ayudó en las dificultades, lo hará también con los demás.

(2) Aquellos que piensan que la vida cristiana es un campo de batalla; les encanta hablar de cómo el enemigo siempre les está atacando y de lo difícil que es la vida. Comprueba tu Biblia: Satanás ataca a ¡los que son buenos candidatos para «la promoción»!

La verdad se encuentra entre los dos extremos. Para madurar necesitas equilibrio. Seguro que serás podado para obtener más fruto, incluso entonces es cuando es más importante «el permanecer». ¡No te rindas porque más allá de esta prueba, tendrás testimonio!