Quita la presión de ellos!

ATAN CARGAS PESADAS Y DIFÍCILES DE LLEVAR, Y LAS PONEN SOBRE LOS HOMBROS DE LOS HOMBRES… (Mateo 23:4)

Tú puedes demandar perfección a los demás sólo cuando tu propia perfección es completa. Deja de esperar más de la gente de lo que te puede dar. Las presiones continuas hacen que las relaciones se vengan abajo.

Todos necesitamos libertad para ser quienes somos. Esto no significa que no estemos necesitados o no queramos cambiar, pero no nos gusta que nos digan, ni siquiera sutilmente, que hemos de cambiar para ser aceptados.

Somos mas proclives a cambiar por aquellos que están dispuestos a aceptarnos con nuestros defectos que por aquellos que esperan que vivamos por sus normas y reglas. Una cosa es cierta: Dios no cambiará a las personas que nosotros tratamos de cambiar; Él tiene una política de no intervención. Debemos quitarnos de en medio y dejar que Él actúe.Incluso cuando pensamos que ocultamos nuestra desaprobación, los demás lo perciben. Se transmite a través de nuestro tono de voz y nuestros gestos. ¡La oración es el mejor agente transformador, no la presión! Si realmente les amamos y oramos por ellos, el Señor actuará.

Muchos de los que nos irritan, no lo hacen a propósito; simplemente están siendo ellos mismos; lo que pasa es que su personalidad no armoniza con la nuestra. Algunas veces queremos que otros cambien, cuando los que necesitamos cambiar somos nosotros. A menudo, las cosas que necesitamos de otros ya están a nuestra disposición para que las disfrutemos, si tan sólo dejáramos de juzgar. Para que los cambios sean duraderos, deben venir de dentro hacia afuera, y solamente Dios puede operar en este tipo de cambios. Así que, ¿a quién tienes que dejar de presionar hoy?