Orar por los que estás resentido

«AMAD A VUESTROS ENEMIGOS, HACED BIEN A LOS QUE OS ABORRECEN… ORAD POR LOS QUE OS CALUMNIAN» (Lucas 6:27b,28b)

¿Hay alguien con quien estás realmente resentido? ¡Quizá esté en tu vida para enseñarte algo! Melody Beattie escribió: «Hace años sentí que debía trabajar en el periódico Stillwater Gazette, pero cuando hubo un puesto vacante, contrataron a Abigail. Me habían enseñado a orar por quienes me resentía, así que oré por ella, algunas veces tres o cuatro veces al día; ¡tan disgustada estaba! Al final conseguí un trabajo en la Gazette, pero no el que yo quería. Abigail lo tenía, ¡además de las mejores tareas! Así que seguí orando: «Dios, bendice a Abigail; eso era todo lo que podía hacer».

Entonces, después de observarla, me di cuenta de que ella era rápida, eficiente y una buena entrevistadora, así que comencé a obligarme a mí misma a pensar: «Si ella puede hacerlo, ¡pues yo también!». ¡En realidad, Abigail me estaba inspirando! Finalmente, dejé de estar resentida con ella y nos hicimos amigas. Poco después, recibí una oferta de una editorial para escribir un libro, y cuando éste se convirtió en un best-seller del New York Times, me alegré de no haber conseguido el puesto de Abigail, ¡pues si así hubiera sido, nunca habría tenido tiempo para escribir mi libro!. Dios dice: «Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen… orad por los que os calumnian» (Lucas 6:27b,28b).

Algunas personas están en tu vida para mostrarte de lo que eres capaz. Aquellos a quienes percibes como tus «aguijones» (ver 2 Corintios 12:7b), en realidad te enseñan cosas que necesitas aprender. Por tanto, deja de estar resentido, empieza a orar por ellos ¡y observa lo que ocurre!