¿Cuánto realmente es suficiente para ti?

«…LA VIDA NO DEPENDE DEL POSEER MUCHAS COSAS» (Lucas 12:15 DHH)

Para ti, ¿qué significa «la buena vida»? ¿Conducir el coche más rápido? ¿Tener la casa más grande? ¿Ir a la última moda y tener el trabajo de más prestigio? La forma de ver las cosas de Dios es muy diferente de la nuestra. Jesús dijo:

«Cuídense de toda avaricia; porque la vida no depende del poseer muchas cosas» (Lucas 12:15 DHH). G. K. Chesterton afirmó: «Hay dos formas de conseguir lo suficiente. Una es acumular cada vez más y la otra, desear cada vez menos». Aleksandr Solzhenitzyn descubrió tal verdad en una cárcel soviética, privado de su libertad, sus amigos, su hogar y su casa. También el Almirante Richard Byrd, después de meses de soledad en la Antártida, escribió:

«Estoy aprendiendo… un hombre puede tener una vida plena sin gran cantidad de cosas». ¡Quién pudiera llegar a ese grado de convencimiento!

Harold Sala escribe:

«Hoy en día, las posesiones poseen a la gente como nunca antes… Cuanto más complicada se vuelve la vida, más convencidos estamos de que necesitamos más para ser felices. Habiendo obtenido lo que creemos que necesitamos, nos decepcionamos pronto porque sale un modelo nuevo con más parafernalia… Descubrir la felicidad, cuando sale de dentro, cuesta mucho menos de lo que pensamos, si llegamos a deshacernos del control que los objetos tienen sobre nuestra vida».

Entonces, ¿cuánto es suficiente?

Jesús le dijo al joven rico, que se debatía con esa cuestión: «…Vende lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme» (Mateo 19:21 NVI). No era la respuesta que esperaba.

¿Significa que Dios está en contra de que tengas dinero? No, lo que Él quiere es que nada le quite Su lugar en tu vida, porque sabe que «donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón» (Mateo 6:21 NVI).

«BUSCAD SU REINO, Y ESTAS COSAS OS SERÁN AÑADIDAS» (Lucas 12:31)

¿En qué momento la necesidad se vuelve avaricia? Un escritor afirma: «Pocas veces alguien se despierta y dice: ‘He estado viviendo como si fuera el ombligo del mundo… Voy a deshacerme del gran coche que tengo y del yate de lujo e irme a vivir a zonas marginales… trabajando con los pobres’.

Dios trata con cada uno de nosotros de manera individual. Lo que quizás esté bien para unos no tiene por qué estarlo para otros… Cuando el pastor Renny Scott empezó a debatirse con este tema… dijo: ‘No podía estar tranquilo viviendo en una zona residencial tranquila mientras había un infierno a mi alrededor en forma de hambre y pobreza’.

Así que se fue a África con World Vision, y ése fue el principio de su involucramiento en las necesidades de los demás. Después se mudó a un barrio pobre de la ciudad… Ése fue el segundo paso. Luego se hizo cargo de una iglesia de 50 miembros que se reunía en la cafetería de un colegio.

Cuando un diácono sugirió que se diera toda la ofrenda del domingo por la mañana a las misiones, Scott tragó saliva… ¡porque su salario estaba incluido! Con el tiempo, tanto él como su mujer se replantearon su modo de vivir e hicieron algo que aconsejo a muchos: ponerle un tope al estilo de vida y decir «esto y no más»; y todo lo que sobrepasaba el tope se donaba… La pequeña iglesia se convirtió en una de 1800 personas, y dedicaban la misma cantidad de dinero para edificios que para las misiones. Ahora han aceptado el reto de ayudar a personas sin techo para que encuentren un alojamiento asequible.

Scott comentó: ‘Tuve que parar y preguntarme qué quería estar haciendo si Cristo volviera en ese momento. Y me encontré respondiendo con los capítulos 24 y 25 de Mateo… tomar mis talentos e invertirlos [allí donde hubiera necesidad]'».