Iglesia de Dios: Una Iglesia Fructífera

«…EL EVANGELIO… LLEVA FRUTO Y CRECE…» (Colosenses 1:5b,6b

Solemos decir: «¡Todo lo que Dios espera de nosotros es fidelidad!». ¡Falso! ¡Él espera fidelidad… y fruto! Dar fruto es un tema importantísimo en el Nuevo Testamento:

(a) «… Yo os elegí a vosotros y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca…» (Juan 15:16b). Dios desea ver resultados perdurables en tu ministerio.

(b) «En esto es glorificado mi Padre: en que llevéis mucho fruto y seáis así mis discípulos» (Juan 15:8). Un ministerio fructífero es la prueba de que estamos siguiendo los «pasos» de Cristo.

(c) «…no cesamos de orar por vosotros y de pedir que… podréis andar como es digno del Señor, agradándolo en todo, llevando fruto en toda buena obra…» (Colosenses 1:10). Nuestro principal objetivo debería ser agradar al Señor en todo lo que hacemos.

La nación de Israel perdió sus privilegios a causa de la falta de fruto.

Escucha: «…el reino de Dios será quitado de vosotros y será dado a gente que produzca los frutos de él» (Mateo 21:43). Esto también se aplica a las iglesias. Hemos visto como Dios deja de bendecir a iglesias -que han sido muy bendecidas en el pasado- porque ahora se satisfacen a sí mismas, se centran en si mismas y han dejado de fructificar.

La palabra ‘fruto’ es usada unas cincuenta y cinco veces en el Nuevo Testamento y está relacionada con el arrepentimiento (Ver Mateo 3:8), practicar la verdad (Ver Mateo 7:15-20), oraciones contestadas (Ver Juan 15:7,8), dar a Dios (Romanos 15:26,27), ganar a los perdidos (Romanos 1:13). La verdad es que Dios quiere que le seamos fieles. ¡y que demos fruto! Nuestro trabajo no ha terminado mientras haya una sola alma sin ser alcanzada por la que Cristo murió.

«…(D)EL EVANGELIO… A[EN] TODO EL MUNDO… LLEVA FRUTO…» (Colosenses 1:5b,6b)

Muchas congregaciones justifican su falta de crecimiento diciendo: «Dios no nos ha llamado a tener fruto, sino a serle fieles». En realidad, ¡Él espera las dos cosas! Tener fruto implica lograr tanto como sea posible con los recursos y talentos que el Señor nos ha dado. Por esta razón, nos equivocamos cuando comparamos distintas congregaciones. El éxito no consiste en ser más grande que otras iglesias, es llevar tanto fruto como sea posible considerando los dones, oportunidades y potencial. Cristo no espera que produzcas más fruto de lo que seas capaz, pero lo que sí espera es que generes todo la que puedas por medio de su poder. ¡Y esto es bastante más de lo que la mayoría de nosotros cree posible! Si no alcanzamos nuevos horizontes en nuestro ministerio, entonces no hace falta que utilicemos nuestra fe, y si nuestro ministerio no precisa fe alguna, entonces no estamos siendo fieles.

¿Somos fieles a la Palabra de Dios si seguimos comunicándola de manera anticuada sin lograr alcanzar personas o insistimos en ministrar de una manera cómoda para nosotros, aun cuando esto no produce resultadosí Muchos de nosotros somos «ortodoxos» en nuestras creencias pero infieles a Cristo, porque nos negamos a cambiar programas, métodos, estilos de adoración o lugar con el fin de alcanzar un mundo perdido para Él. Vance Havner solía decir:[highlight] «Doctrinalmente hablando, una congregación puede ser tan recta como el cañón de un fusil y espiritualmente igual de vacía»[/highlight]. Debemos estar dispuestos a decir sin reservas: [highlight]»Haremos lo que sea necesario para alcanzar personas para Cristo».[/highlight]