El Verdadero gozo Según La Biblia

«…EL GOZO DEL SEÑOR ES VUESTRA FUERZA» (Nehemías 8:10b)

El verdadero gozo sólo llega a los que se han dedicado a algo más grande que a su propia felicidad e intereses personales. Nehemías escribió: «…comed alimentos grasos… enviad porciones [obsequios de compasión] a los que no tienen nada preparado… porque el gozo del Señor es vuestra fuerza» (Nehemías 8:10). Ese verdadero gozo siempre implica tres cosas:

(a) Tomar una decisión consciente de centrarte cada día en la bondad de Dios.

(b) Esforzarte para bendecir a otros en cualquier oportunidad que tengas.

(c) Entender que el gozo produce vigor, lo que explica por qué tu alegría es el objetivo número uno del diablo. Si pierdes tu gozo, pierdes la fuerza también, y él gana.

Dallas Willard escribió: «Cortar las alegrías y los placeres relacionados con nuestra vida física y existencia social como `no espirituales’ puede tener el efecto de debilitarnos en nuestro esfuerzo por hacer el bien».

Básicamente, hay tres tipos de personas:

(a) El del gozo deteriorado, que cree que no hemos de ser felices, solamente responsables. Estas personas se sienten culpables cuando están a gusto.

(b) El que apaga el gozo, que ha sido herido por la vida y cuya cólera le hierve bajo la piel. Si le dejas, «te aguará la fiesta» porque realmente le molesta que tengas placer en algo.

(c) El portador de alegría; cuando estás a su alrededor, te da un «soplo de vida». Si eres menoscabado en gozo, trata de pasar un rato con los portadores de alegría. Explícales que has estado tratando de escaparte de una condición de «gozo deteriorado».

Pídeles que sean tus consejeros de alegría, que se junten contigo y que te hagan responsable de tu actitud. ¡Pero, ten cuidado! La tristeza es un pecado que en la iglesia se tolera con muchísima facilidad, así que, podrás tardar cierto tiempo en darte cuenta de ella…

El Verdadero Gozo «…CON ALEGRÍA SALDRÉIS…» (Isaías 55:12)

Después del culto, Federico y Marta vuelven a casa. «¿Fede, has notado que el sermón del pastor era flojito hoy?». «No, no me he dado cuenta». «¡Vaya! ¿Notaste que el coro estaba cantando mal?». «Pues, no». Sin desanimarse, Marta sigue: «Caramba, pero sí debes haber notado aquella pareja joven que estaba sentada con sus hijos justo delante de nosotros, haciendo tanto ruido y alboroto continuamente…». «Lo siento, querida, pero no lo percibí». Indignada, Marta dice: «Francamente, Fede, ¡no sé por qué te molestas en ir a la iglesia!».

¿Te has preguntado por qué andan tantos feligreses por ahí con una expresión amargada y de mal humor? Pablo escribió: «Salid de en medio de ellos y apartaos…» (2 Corintios 6:17), porque nuestra fe debería hacernos distintos, no de manera negativa, sino ¡positivamente! Entiende esto: a no ser que te comprometas cada día a caminar en el gozo del Señor, encontrarás formas negativas para destacar entre los no creyentes. Párate y piensa a Quién representas… Jesús se llama: «…el buen Pastor…» (Juan 10:11). `Bueno’ viene de la palabra griega `kelos’, que significa `encantador’. ¿Te describe esto a ti? ¡Debería ser así!

Pablo escribió: «Regocijaos en el Señor siempre» (Filipenses 4:4). `Era fácil para Pablo decirlo; él no tuvo mis problemas’, pensarás. ¿De verdad? Cuando dejó escrito aquellas palabras estaba en la prisión sin ninguna posibilidad de salir. La felicidad es una emoción, pero el gozo es una decisión. Y tus decisiones han de controlar tus emociones, no viceversa. Cada mañana deberías levantarte y decir: «Hoy saldré a la calle con alegría (lee Isaías 55:12), porque la Palabra de Dios así lo exige y un mundo dolido la necesita».