La honra un nivel más elevado

He hablado antes de la necesidad de enfocarse en la vida eterna, de mantenerse con la mira puesta en mantener seguro un lugar en el cielo al lado del Señor, por supuesto es algo maravilloso que lleva a una dimensión diferente, en la que las cosas terrenales pierden importancia y tenemos nuestro interés puesto en las recompensas espirituales.

Pero hermano es necesario que sigamos avanzando, quizá usted llego a Cristo con una necesidad, buscando una respuesta, al recibir lo que buscaba tuvo esa fascinación donde descubrió que Dios en efecto proveía, pronto las bendiciones le llevaron a creer no solo en la existencia de Dios, sino en ese Padre que podría llenar cada vacío que sentía.

Aunque le era difícil obedecer algunas de las instrucciones de Dios, sabía usted que de algún modo le convenía hacerlo, y precisamente usted actuaba siguiendo el hecho de que el hombre actúa en favor de sus propios intereses.

Pronto algo ocurrió en usted y lo hizo sentir incómodo por mantenerse solo por interés, por supuesto el Espíritu de Dios se mantenía trabajando en su corazón, por lo que ahora ya no era el interés en las bendiciones, sino el agradecimiento por ellas.

Posiblemente había ciertas cosas que apoyaban este sentimiento, regularmente el querer estar bien con la familia y que la familia se encuentre bien son buenos impulsores del agradecimiento que pronto se convierte en una verdadera convicción.

Pero el gran salto es el llegar justamente a lo descrito en el primer párrafo, al conducirse en obediencia no solo por agradecimiento, ya incluso empiezan a cambiar de lugar los impulsores que le ayudan a mantenerse en el camino del Señor, ahora le inunda esa necesidad de mantener su lugar en el cielo, ha empezado a creer en la vida eterna y ahora realmente ha empezado a buscar primeramente el reino de Dios y su justicia, las añadiduras terrenales han empezado a devaluarse.

Posiblemente pensemos que hemos llegado al nivel más alto de espiritualidad, ahora nuestro espíritu está más conectado con el Espíritu de Dios, los frutos empiezan a cobrar vida, somos ahora más amorosos, la generosidad empieza a crecer y en nosotros empieza a desarrollarse un nivel de misericordia distinto, de algún modo empezamos a sentir esa necesidad imperante de ayudar a otros y de compartir las buenas nuevas de salvación.

Somos realmente activos en el servicio de la Iglesia, empezamos a sentir un compromiso mayor por el cuidado de las almas, de los hermanos débiles y soñamos con el día en que estaremos con el Señor, pero hermano hay algo más, no podría decir que falta solo un nivel pero si hay otro, es un nivel en el que los intereses reducidos a recibir el galardón y un lugar al lado del Señor, también le empiezan a incomodar.

Entonces nos empezamos a preguntar qué significa esta palabra:

Mateo 16:24 “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.”

En especial el negarse a uno mismo, es algo que cimbra la vida, pareciera que no debería existir un solo interés, entonces si lo que nos mueve es el interés por lo celestial, aun esta allí algo que provoca que mi voluntad se rinda, ese siguiente nivel es el que lo lleva a deshacerse aun de esos intereses que ya de por sí son buenos.

Y para traer un poco de luz leamos esto:

1Pedro 2:17 “Honrad a todos. Amad a los hermanos. Temed a Dios. Honrad al rey.”

Es hermanos este el nuevo nivel donde lo que nos mueve es el honrar, ya nada más importa que tenga que ver con nosotros, aunque debemos dar por hecho que se recibirá, pero el verdadero motor es el amor a Dios y a los hermanos, el temor a Dios y como consecuencia la obediencia que nos lleva a honrar a las autoridades.

Busque hermano llegar a este otro nivel, deshágase de todo interés, niéguese a sí mismo, no importa lo que represente tomar su cruz, lo único que le llenará es seguir a Cristo, no es el mero interés de estar con Dios, lo que verdaderamente satisface es el honrarlo.

Dios les bendiga.