¿Cómo Ser Guiado Por Dios Según La Biblia?

«GUIARÉ… POR SENDAS QUE NO HABÍAN CONOCIDO» (Isaías 42:16)

No pidas a Dios que bendiga tus proyectos, pídele que te muestre los suyos porque ¡ya están bendecidos! Cuando llegue el momento, el plan será evidente, las personas estarán en el lugar donde deben estar y los recursos estarán a tu disposición. Pedro escribió: «Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder…» (2 Pedro 1:3). ¿Has oído esto? ¡Todas las cosas! El Señor le dijo a Abraham cuándo tenía que marcharse de su casa (lee Génesis 12:1), y a Jacob cuándo tenía que volver a su casa (capítulo 31:3). Incluso le dijo a Elías dónde podía encontrar comida en medio de mucha escasez (lee 1 Reyes 17:1- 5). Y su promesa para ti es: «Guiaré… por sendas que no habían conocido» (Isaías 42:16). El camino en el que estás hoy puede ser desconocido para ti, pero no para Dios. Él ya ha ido por delante de ti. Todo lo que necesitas es fe para dar el primer paso y seguirlo.

El Señor nunca cambia. Si habló a las personas a lo largo de toda la Biblia, también se dirigirá a ti. La cuestión es: ¿has aprendido ya a reconocer su voz? Nada debería ser más importante para ti que aprender a escuchar a Dios por ti solo. Las ideas de otros solamente deberían confirmar o clarificar lo que Él ya te ha indicado. Si no has oído al Señor personalmente, serás tentado a pensar que las ideas de otros son sus órdenes ? lo que podría hacerte mucho daño. ¡Eres único! Dios tiene un plan personal y un destino específico para ti. Toma tiempo para preguntarle sobre ello, porque su Palabra dice: «Encaminará a los humildes en la justicia y enseñará a los mansos su carrera» (Salmo 25:9).

«TE HARÉ ENTENDER Y TE ENSEÑARÉ EL CAMINO EN QUE DEBES ANDAR…» (Salmo 32:8)

Salomón dijo: «Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre, pero el consejo del Señor es el que permanece» (Proverbios 19:21). Si bien tus planes son imperfectos, siendo tu corazón recto, Dios hará que las cosas sirvan para bien (lee Romanos 8:28) y para que Él sea glorificado por medio de ellas. ¿Estás teniendo dificultad para distinguir tus ideas de las suyasí Todos luchamos con esto, especialmente cuando la Biblia no nos da detalles específicos. Por ejemplo, cuando es hora de mudarte, casarte o cambiar de empleo, ¿qué es lo que deberías hacer? Escucha: «Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar…» (Salmo 32:8). Dirás: «¡Qué bien!, y sin embargo, me gustaría tener un poco más de detalles». Ok Mira:

Primero, las ideas desaparecen, pero la dirección del Señor permanece. Hay una persistencia en la manera en que Él nos guía, y por eso el tiempo está a nuestro favor. No te precipites delante de Él… Segundo, por lo general no podemos seguir la dirección de Dios sin su ayuda. Él lo tiene planeado así. Jesús dijo: «…separados de Mí nada podéis hacer» (Juan 15:5). Tercero, normalmente, la dirección de Dios comienza con un malestar. Escucha: «…como el águila que excita su nidada…, el Señor… lo guió…» (Deuteronomio 32:11-12). Las águilas aprenden a volar cuando su madre las empuja fuera del nido y por el borde de la roca. ¿Puedes imaginarte sus pensamientosí `¡Que mi propia madre me haga esto…!’. No obstante, sólo cuando el águila se ve obligada a salir fuera de su área de comodidad es cuando descubre que nació para volar, extiende sus alas, libera su fuerza y encuentra su lugar en el cielo. ¿Ha estado Dios removiendo tu «nido»? ¡Relájate! ¡Él te está conduciendo!

«…ÉL HARÁ DERECHAS TUS VEREDAS» (Proverbios 3:6)

Hay siete ocasiones en particular cuando escuchar a Dios hace toda la diferencia:

(1) Antes de que consideres las necesidades de otros.

¿Por qué? Porque éstas les empujan a presionarte, y sólo el plan del Señor debería orientarte.

(2) Antes de que des atención a las ideas de otros.

¿Que por qué? Porque las ideas del hombre no son las instrucciones de Dios. No hagas compromisos precipitados para terminar «atado» por promesas que no podrás cumplir. Ama a los demás pero sé conducido sólo por el Espíritu del Señor.

(3) Antes de que escuches las quejas de los demás.

Su felicidad no depende de ti. Deja de ser tan dependiente, teniendo que poner en buenas condiciones a otros para sentirte bien contigo mismo. Devuélvelos a Dios y concéntrate de nuevo.

(4) Antes de que hagas cualquier cambio significativo.

No es tu trabajo decidir lo que el Señor quiere que hagas; el tuyo es descubrirlo.

(5) Antes de que respondas a las peticiones de otros.

Sólo entonces serás capaz de distinguir lo que hay detrás de su pedido. Acondiciona el «suelo» antes de «sembrar». La «semilla» es demasiado preciosa como para desaprovecharla.

(6) Antes de que compartas tus sueños con otros.

Ciertas personas despreciarán tus sueños y tratarán de sabotearlos. ¿Recuerdas a los hermanos de José? Cuando Satanás quiere desanimarte, usará a una persona, y a menudo es alguien que incluso no es consciente del espíritu que está actuando dentro de él… Jesús dijo a sus discípulos: «…no sabéis de qué espíritu sois…» (Lucas 9:55). ¡Ay!

(7) Antes de que busques la aprobación de otros.

La gente con su propia agenda te adulará y te manipulará. Si escuchas la voz de Dios»>la voz de Dios, evitarás que caigas en su trampa.

«…PORQUE DIOS ES EL QUE EN VOSOTROS PRODUCE ASÍ EL QUERER COMO EL HACER…» (Filipenses 2:13)

No puedes dividir tu vida en compartimientos diciendo: «En esta área voy a hacer las cosas a mi manera pero en aquella otra voy a ser dirigido por el Señor. Cada paso que tomes debe ser sincronizado con el aliciente del Espíritu Santo. Nada es más importante que seguirle a Él. Escucha: «…Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad» (Filipenses 2:13). El Señor trabaja a través de nosotros conforme ocupamos nuestra mente, abrimos la boca, movemos los pies y usamos las manos para hacer lo que Él ya ha puesto en nuestros corazones. En el momento que dices «sí» a Dios, Él te da la habilidad para realizar su voluntad. Date cuenta que no te revela primero su voluntad y te llama después. No, te llama, y mientras vas obedeciéndolo, se revela paso a paso, dándote poder conforme vayas caminando.

El Señor nunca está contento con cómo están las cosas, ¡nunca! Cada día, de formas incontables, te desarrollará hacia una mayor semejanza a su Hijo. No estás «de vacaciones», vas a un lugar en concreto. Muchas veces tendrás experiencias y serás puesto en situaciones que te madurarán hasta tal punto que tendrás la misma actitud, las mismas respuestas y el mismo discernimiento que Jesús. Cuando comiences a entender esto, el caminar con Dios tomará un significado completamente nuevo. Comprenderás que tu andar con Él es el único «paseo» que siempre te satisfará o hará realidad tu objetivo por el cual estás en la Tierra.