Un Trabajo De Calidad

«…no se oyeron… ni martillos ni hachas, ni ningÚn otro instrumento de hierro, cuando la edificaban» (1 Reyes 6:7)

Cierta mañana, un cliente de un hotel llamó al servicio de habitaciones y pidió «dos huevos mal cocidos, puerco frío, tostadas quemadas y un café templado». El camarero contestó: «Eso puede ser complicado, señor». «Vaya», dijo el hombre, «¡hasta ahora no han tenido ningún problema para dármelo así!». Ahora en serio, la calidad de tu trabajo demuestra quien eres. El periódico Wall Street Journal dijo: «Cuando alguien quiere ver tu trabajo, eso demuestra que tienes una función en la sociedad». Puede que tu palabrería abra una puerta o dos, pero el verdadero examen de tu valor se mide por el cuidado que pongas en tu trabajo: planificar un presupuesto, ejecutar un concierto solista, redactar un informe o arreglar un lavadero. Presta atención a los detalles. Esfuérzate en las cosas pequeñas. Piensa en el trabajo artesanal que se realizó en el Tabernáculo (lee Éxodo 25-40) o en el Templo de Salomón, que fue una de las maravillas del mundo con sus ventanas artísticamente decoradas y piedras tan bien talladas que encajaban perfectamente en su lugar, «…de tal manera que no se oyeron en la Casa ni martillos ni hachas, ni ningún otro instrumento de hierro, cuando la edificaban» (1 Reyes 6:7b).

Un líder cristiano escribió: «Lo que es verdad acerca de la música y la literatura espléndida tanto como el arte o la construcción, también lo es en cómo algunos todavía practican la medicina, la jurisprudencia, la arquitectura, la enseñanza, escribir a maquina, predicar, tocar un instrumento, cocinar, reparar coches, entrenar, vender seguros, dirigir un negocio, un hogar, una escuela, un restaurante o un ministerio. Esto les hace destacar y sobresalir de lo habitual. No es por el dinero, la gloria o la fama que puedan adquirir. Es una cuestión de orgullo y compromiso. Menos que eso no les satisface».