Necesitamos Urgentemente Un Avivamiento

¡SEÑOR, AVIVA TU OBRA…! (Habacuc 3:2)

Si el respetado encuestador George Barna ha evaluado con exactitud la condición espiritual de los setenta y siete millones de adultos americanos que han nacido de nuevo y son miembros de una congregación, es hora de orar: ¡Señor, aviva tu obra…! (Habacuc 3:2b).

– Generalmente, la asistencia quincenal en los cultos es el único tiempo que adoran a Dios.

– Ocho de cada diez no sienten que hayan experimentado una verdadera conexión con el Señor durante la vivencia de la adoración.

– La mayoría morirá sin llevar ni siquiera a una sola persona a Cristo; por cierto, la mayoría piensa que no es responsabilidad suya…

– Aunque ellos creen que la Biblia es la Palabra de Dios, pasan diez veces más tiempo mirando la televisión, escuchando música, leyendo otros libros y conversando sobre aficiones personales e intereses de ocio que leyéndola.

– Cuando les preguntan qué constituye el éxito en la vida, la mayoría habla del logro profesional, de la solidaridad familiar, de desempeños físicos o de éxito financiero.

– Como grupo, dan aproximadamente un 3 por ciento de sus ingresos al año para la obra del Señor, y se sienten contentos con su generosidad «sacrificial».

– Uno de cada diez – o menos – da el diezmo, aunque más de una tercera parte afirma hacerlo…

– Uno de cada seis – si llega – tiene la suficiente comunión con otro creyente como para que pueda crecer espiritualmente hablando.

– La enorme mayoría confía en la iglesia más que en la familia para instruir a sus hijos con el fin de que lleguen a ser espiritualmente maduros.

– La probabilidad de que su matrimonio acabe en divorcio es la misma como la de los que no van a la iglesia, y pocos oran juntos aparte de antes de las comidas.

– Muchísimos padres creyentes no creen que hagan un buen trabajo en facilitar el desarrollo espiritual de sus hijos, y aun así no están dispuestos a pagar el precio por hacerlo.

Cómo dije en un principio, si estás estadísticas de George Barna son verdaderas( Y si que lo son) Es hora de orar: «¡Señor, aviva tu obra…!» (Habacuc 3:2b).